Según todas las previsiones, Moreno Bonilla obtendría la victoria en las próximas elecciones andaluzas, aunque para alcanzar la mayoría absoluta habría de contar con Ciudadanos y Vox, respectivamente. Así lo atestiguan los últimos sondeos llevados a cabo por el CIS, lo que aleja al PSOE de las previsiones que para sí tenía dispuestas, amparándose en los avances obtenidos por la ciudadanía en general respecto de las políticas en materia social llevadas a cabo en los últimos meses, precisamente, por sus socios de coalición.
Parecen ser cierto los rumores según los cuales la popularidad de Pedro Sánchez, a juzgar por el desconcierto originado por el llamado caso Pegasus, habría descendido notablemente cara a unas elecciones tan inmediatas como las andaluzas. Sin embargo, parece ser que el PP tampoco se libra de algo mucho peor por lo que respecta al código deontológico del que presumían con la llegada de Feijóo y cuya transparencia se ha visto de nuevo empañada con la aparición de esos audios sobre conversaciones mantenidas en la “clandestinidad” entre el severo y artificioso inspector Villarejo y la que fuera en su día Secretaria General del Partido Popular, Dolores de Cospedal y que pone muy en duda la aclamada inocencia de algunos notables barones del PP.
Al parecer, al tradicional electorado del PP no le incomoda en demasía las tribulaciones de algunos de sus miembros en torno a la llamada caja “B” del partido, dando por hecho que ese fraudulento empleo de dinero negro forma parte de las estrategias económicas a las que están sujetos también todos aquellos que consiguen alcanzar el poder. En Madrid, Isabel Díaz Ayuso goza en tal sentido de la transigencia general de sus simpatizantes, sin menoscabo de la popularidad alcanzada en los últimos tiempos y que le concede una independencia a la que Feijóo se siente incapaz de apaciguar, para bien o para mal.
Por todo lo dicho, el actual presidente del PP, el señor Feijóo, deja hacer a la Presidenta de la Comunidad de Madrid todo aquello que parece convenir al bienestar general de los madrileños , dando por hecho que todo lo que es bueno para la capital de España, también parece ser bueno para el propio partido. Andalucía, a través de la gestión de Moreno Bonilla, se ve en la obligación de imitar a Madrid en el mismo sentido y su población empieza a decantarse por el voto a una derecha engañosa, desmerecedora, en todo caso, de poder confiar en ella si de lo que se trata es alcanzar el estatus del que, supuestamente, por ahora disfruta la ciudadanía madrileña.
Si a todo ello además le añadimos la repercusión negativa que en lo económico supone la guerra que se libra entre Ucrania-Rusia, no cabe duda de que el desgaste a sufrir por cualquier gobierno del entorno resulta colosal, lo que predispone siempre a una desconfianza general en materia de recursos sociales que terminará por incidir en las desventajas que se desprenden a la hora de unas elecciones como las que se aproximan en Andalucía.
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Licenciado en Historia del Arte y Bellas Artes