sábado, septiembre 7, 2024
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Sin puntos y apartes

Descalificaciones, improperios, imprecisiones, insultos, amenazas, etc., es todo cuanto se puede oír últimamente entre los representantes políticos no sólo en el seno de la soberanía nacional sino, también, en las declaraciones vertidas a los distintos medios de comunicación tanto nacionales como extranjeros. Por lo visto, todos tienen algo de que arrepentirse y para ocultarlo nada mejor que barrerlo en sus propios beneficios hasta llegar a acumularlo bajo la pesadas aunque mullidas alfombras que silencian los corruptos pasos dados por todos los diputados de los distintos partidos reunidos en el hemiciclo, sin llegar siquiera a sospechar que para su desgracia y como siempre se ha dicho, las paredes también oyen y los rumores que circulan por los cuatro puntos cardinales de mi España, tal y como reza la letra de una popular canción, no son precisamente del todo halagüeños para los intereses de los dos partidos más importantes del panorama político español, sobre todo si se tiene en cuenta que algunos de sus miembros se han visto directamente implicados en los fraudulentos beneficios obtenidos en el cobro de comisiones como consecuencia de la compra de mascarillas que, para más inri, miles de ellas fueron calificadas de inservibles por las autoridades sanitarias españolas. Atrás habían quedado las imprudencias temerarias cometidas en su día por el trío compuesto por Medina, Tomás y Luceño y ocultas tras la niebla de la pandemia que al desvanecerse ha dejado a la vista los nuevos casos de apropiación indebida de Koldo y sus cómplices así como el llevado a cabo por el hasta ahora discreto novio de Isabel Díaz Ayuso y cuyo nombre ha emergido súbitamente de entre la escoria política que nos rodea para mayor vergüenza del partido que, por el momento, le ha amparado por ser la pareja de quién parece ser y que no es otra que la Presidenta de la Comunidad de Madrid quién, a su vez, ha manifestado desconocer el verdadero alcance de los sucios negocios del hombre con quién últimamente se acostaba y que no es otro que un tal Alberto González Amador, desconocido hasta la fecha entre el lumpen que habitualmente pulula en torno a los centros de poder de los bajos fondos de un Madrid convertido en una cloaca política que parece desembocar en paraísos fiscales al otro lado del Atlántico y al amparo de una delegación de Hacienda para con la que no sienten ninguna obligación de cotizar para asombro del resto de mortales españoles.

zoilolobo@gmail.com

Licenciado en Historia del Arte y Bellas Artes

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