Pedro Sánchez ha resuelto lanzar al rostro de Feijóo un guante de seis dedos, -uno por cada cara a cara a la que se someta el jefe de la oposición en los medios de televisión española-. Se trata de una maniobra sin precedentes para tratar no sólo de dilucidar, antes de las próximas elecciones, las diferencias políticas que separan a sus respectivos partidos sino, además, no dar tiempo ni oportunidades a las distintas plataformas que pudieran organizarse en torno a Podemos y Sumar. De manera que da la impresión de que el PSOE aspira, no sin cierta valentía política, a ganar los próximos comicios en solitario, aprovechando el peligro que para muchos de los votantes pudiera significar una alianza tan significativa y conflictiva como la que pretende Vox con el PP. Sin embargo, las características tan especiales que rodean a la fecha elegida, -coincidiendo con el mes de Julio-, cuando gran parte de la población disfruta de las vacaciones, además de la supuesta abstención que se prevé, no parecen muy halagüeñas a juzgar por lo que en realidad aspira Pedro Sánchez que no parece ser otra cosa que ganar en solitario.
Entre la joven izquierda representada sobre todo por Podemos se nota una gran desazón como consecuencia de los últimos resultados cosechados en las municipales y autonómicas; lo que obliga a señalar culpables que hayan podido contribuir a tal fracaso. Y ésta culpable ya se encuentra en boca de todos no sin razón; y no parece ser otra que Yolanda Díaz, quién ha pretendido aprovecharse de la oportunidad y el trabajo conseguido además de los éxitos cosechados en materia social en el seno del gobierno por Montero y Belarra, respectivamente.
Errejón por Más Madrid, Garzón por Izquierda Unida, Baldoví por Compromis, aunque algo más alejados de la herida abierta por Yolanda Díaz con Sumar, también han contribuido desde lejos a erosionar la cohesión por la que Podemos se caracterizaba hasta la aparición de todos estos nuevos mesías de la izquierda de este país. Cuando cada uno de ellos se ha sentido particularmente indispensable, acontece lo que ha tenido lugar en estas últimas elecciones.
A mi juicio, todos estos pequeños partidos que se organizan rápidamente en torno a un líder prefabricado, harto de saltar de uno a otro, para tratar de no perder su acta de diputado y continuar viviendo cómodamente de la política, están destinados a desaparecer porque, en el fondo, no existe arraigo, ni compromiso con el entorno social en el que pretenden mantenerse.
Pablo Iglesias fue duramente criticado cuando, voluntariamente, no sólo abandonó la dirección de su propio partido sino, además, decidió incluso renunciar a su puesto de Vicepresidente 2º y Ministro de Asuntos Sociales en el seno del gobierno socialista, creyéndose mucho más útil trabajar desde el exterior como ha venido haciendo hasta hoy día.
De modo que para muchísimos ciudadanos que se han esforzado encarnizadamente durante tanto tiempo por alcanzar un estatus socialista que les represente en este país, además de soñar con una tercera república en la que tantos creemos a tener derecho, no nos queda nada más que esperar con paciencia los designios de la voluntad de la mayoría que necesitamos para merecerla, aunque para ello tengamos que soportar los rigores de un verano que, en principio, se prevé muy caluroso y agitado.
zoilolobo@gmail.com
Licenciado en Historia del Arte y Bellas Artes
