Que España y los españoles nos hemos dotado de un Estado de bienestar de grades prestaciones, sanidad, educación y social, es una evidencia científica, por tanto, no ideológica y no discutible.
Que dentro de este Estado de bienestar, la Sanidad es un pilar básico y clave, también. Pero no es menos cierto que este sistema sanitario precisa un cambio de paradigma claro y preciso y salir de la devastación postpandemia (pendiente de auditoría externa Lancet).
Que la Sanidad española tiene definidos los parámetros de obligado cumplimiento en los que se tienen que mover, también, que es el Espacio Sanitario Único Europeo.
Que en España la salud es un derecho (solo el 20% de la población mundial lo tiene) y que los países de la UE signatarios del Tratado de Lisboa, como es España, tendrán una Sanidad de financiación pública y provisión de servicios libre, que lo haga quien mejor lo haga con un sistema de acreditación europeo, también.
Que la genómica, medicina personalizada y de precisión, no es una opción, es una obligación, para realizar medicina de la evidencia, también.
Que es obligatorio un Plan Nacional de Reconstrucción Psicológica postpandemia y que es obligatorio la digitalización y armonización del sistema, 5G generalizada, big data, supercomputación, telemedicina (trabajo en red), también.
Que el principio constitucional que tenemos, diecisiete Comunidades Autónomas y dos Ciudades Autónomas, no tiene nada que ver con lo que está ocurriendo, que existen diecisiete sanidades distintas. La gestión de la Sanidad está trasferida a las CCAA pero no la responsabilidad de la salud de los ciudadanos que viven en este país, también.
Que no tiene ningún sentido que exista un Ministerio de Sanidad cuando tiene que ser un Ministerio de Salud, porque la Salud es mucho más que la Sanidad (One Health, medicina, salud animal y medio ambiente). Por cierto, este cambio de nombre es de coste cero. También.
Que los localismos no tienen nada que ver con la salud, más al contrario, es dañino para la eficacia, equidad y sostenibilidad, también.
En definitiva, esta necesidad de abordaje de reforma de forma inmediata del Servicio Nacional de Salud es imprescindible y debe hacerse a la vez. Por eso, un Pacto por la Sanidad, una cartera de servicios pactada y universal, centros de referencia nacionales, digitalización del sistema, la implantación de la genómica, medicina personalizada y de precisión, un Plan Nacional de Patologías Prevalentes, la creación de nuevas especialidades, genética, supercomputación, modelo de gestión con personalidad jurídica, registro nacional de profesionales y de especialidades, etc. Los errores demográficos y la jubilación del talento deben ser corregidos para que el Sistema Nacional de Salud sea sostenible y equitativo y evitar un “gripaje” que sería inadmisible. La colaboración público-privada es un binomio imprescindible para abordar de forma más certera la salud de los ciudadanos así como el fomento del I+D+i+d conjuntamente con la industria farmacéutica.
No admite más demora y tenemos la obligación de llevar a buen puerto este derecho a la salud dentro de una de las mejores sanidades del mundo.
Antonio Alarcó Hernández.
Catedrático.
Presidente de la Cátedra de Telemedicina, Robótica y Telecirugía de la ULL.
Doctor en Ciencias de la Información y Sociología.
Ex Portavoz de Sanidad del Senado.