Puestos ya a intervenir aunque sólo sea como ciudadanos de a pié, la opinión que nos merece el comportamiento del tal Urdangarín es tan sólo un fiel reflejo de lo que durante todo este tiempo ha vivido en el entorno y a la sombra de la realeza española; y para muestra un botón. El rey emérito, su suegro y quizá también consejero, no precisamente ha dado muestras de una dignidad propia de eso otro que llaman pater familias y que los clérigos insisten siempre en tomar como ejemplo de comportamiento.
De manera que este escándalo que provoca curiosas infidelidades entre el plebeyo y la infanta no despierta tanto interés como el que se toma Pablo Casado en advertir a la Unión Europea que España no se merece las ayudas económicas que recibe desde Bruselas y, para colmo, exige al gobierno de Sánchez que cuente con su aprobación para un reparto, según él, más equitativo. Grosso modo, esto es lo que se desprende de las últimas noticias que aparecen en los medios de comunicación a las que, como dije días pasados, no habría que concederles demasiado crédito dada la poca fiabilidad a la que se enfrentan los lectores, oyentes y videntes de diarios, radio y televisión, respectivamente.
Aconsejaba yo hace unos días la idoneidad de tratar de refugiarnos en la ficción literaria para tratar de paliar la sarta de fake news con las que nos ametrallan cada día, en un fuego cruzado que causa tanto desconcierto como estupor y que, por el momento, nos obliga a permanecer en unas impermeables trincheras si queremos sacar algo en claro sobre lo que ahora mismo está sucediendo en el mundo.
No hablemos ya del inminente conflicto desatado entre Ucrania y Rusia y la alerta despertada entre los miembros de la OTAN en Europa. Situación creada hasta el punto de despertar el interés del propio Casado por la maltrecha salud de Pedro Sánchez, a quién, sin interés particular ninguno, le ha ofrecido la total colaboración de su partido durante el transcurso de venideros acontecimientos.
Es decir: que por un lado Pablo Casado llama al orden a los estamentos europeos sobre las ayudas económicas a España mientras que por el otro se presta a una colaboración incondicional de su partido en favor de Sánchez sobre la presencia de tropas españolas en la zona caliente del conflicto entre Ucrania y Rusia. En fin, como siempre, una de cal y otra de arena.
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Licenciado en Historia del Arte y Bellas
