Decía don Hilarión, uno de los personajes de la zarzuela de La Verbena de La Paloma que “hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad”. Evidentemente esta zarzuela estrenada en 1894 se hacía eco de esta realidad, hace unos años era impensable conseguir una vacuna para una pandemia con tan poco tiempo para desarrollarla y ahí la tenemos.
Según he podido leer, un estudio del Instituto Biomecánico de Valencia, dentro del proyecto Diamond que está financiado por la Unión, llega a la conclusión que los sistemas que se implementen en los nuevos vehículos deben servir tanto a hombres como a mujeres. Según parece, los dummies, esos objetos antropomórficos pensados para la seguridad de los ocupantes de los vehículos, son machistas.
Según la coordinadora del estudio se han usado dummies de antropometría y biomecánica masculina para hallar daños físicos en pruebas de choque frontal, lateral o de cinturón de seguridad sin tener en cuenta el biotipo femenino. Este mismo informe habla que una ocupante femenina cuenta con un 47% más de riesgo que un hombre de sufrir lesiones graves en un siniestro y que la probabilidad de muerte en las mujeres sería un 17% más alto que en los hombres.
El estudio de este instituto valenciano también se queja que los maniquíes femeninos están siempre colocados en el asiento del acompañante y nunca frente al volante. Las mujeres embarazadas también son víctimas de esta falta de protección; el 64% de las gestantes de más de seis meses no son protegidas por el cinturón de seguridad y el índice de mortalidad fetal es muy elevado.
Está claro que las ciencias adelantan y la seguridad debe ser un objetivo esencial en mujeres, hombres y niños. Los dummies se han ido perfeccionando hasta el punto de no necesitarlos físicamente gracias a los programas informáticos. Destrozar vehículos y muñecos poco a poco quedará en el olvido. Una importante empresa nipona ya dispone de programas de simulación virtual.
El viejo, el gordo, el tapón o el látigo, las mujeres…embarazadas o no y el usuario “normal” van siendo contemplados en la seguridad estática de los vehículos. Es evidente que en función de cómo sea cada persona –no hablo de cuestiones de género– la respuesta de su cuerpo será distinta y resulta lógico que una industria que mueve tantos miles de millones se preocupe de ello.
Espero que algún día esa misma tecnología se aplique a la fabricación de las sillas de plástico de las terrazas…tanto en altura como en gordura.–Confucio.
Buen artículo.