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Una enfermedad que avanza en España

  • Fiebre de Crimea-Congo: una enfermedad que avanza en España

La fiebre de Crimea-Congo es una enfermedad producida por un virus que provoca una hemorragia peligrosa y puede llegar a ser mortal para el ser humano. Se trasmite mediante la picadura de una garrapata infectada, aunque también se contagia entre personas a través de fluidos como la sangre. Durante años, se consideró como una patología exótica en España, sin embargo, los últimos datos apuntan que cada vez está más extendida en nuestro país.

El último caso saltó a los medios cuando la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid detectó fiebre hemorrágica Crimea-Congo en un paciente que acudió a Urgencias del Hospital Rey Juan Carlos, en Móstoles, el 19 de julio.

Cuatro días antes, el varón de 74 años había sufrido una picadura de garrapata en el municipio de Buenasbodas (Toledo). Finalmente, el paciente falleció el 28 de julio en el Hospital de La Paz. Este es el caso número 14 registrado en España, donde han muerto cinco personas a causa de esta enfermedad desde 2013.

Primer caso autóctono en Europa Occidental

De hecho, en Madrid se dio el primer caso de Europa Occidental no importado de otro ámbito geográfico. Ocurrió en septiembre de 2016 y partió de una garrapata de Ávila. Fue un hombre de 62 años que, además, durante su estancia en el hospital, contagió a una enfermera. Él perdió la vida, pero ella logró superarlo.

Hasta ese momento, el virus solo se había detectado en garrapatas de Cáceres. Por lo tanto, se descartó que aquel hombre pudiera ser el paciente cero. Así, se realizó un estudio retrospectivo que detectó al menos otro contagio anterior por este mismo patógeno en 2013.

Características y mecanismo del virus

La fiebre hemorrágica de Crimea-Congo es una enfermedad mortal para una media de entre el 10% y 15% de los infectados. Está causada por un virus del género Nairoviridae, perteneciente a la familia Bunyaviridae, y es endémico de África, Asia, Europa del Este y Oriente Medio. No suelen darse casos más allá del paralelo 50° Norte (situado aproximadamente a la altura del Canal de La Mancha), sin embargo, debido al aumento global de las temperaturas, el cambio de los patrones migratorios de las aves y el transporte de animales, cada vez más regiones han avistado la garrapata portadora del virus.

Los Nairovirus son virus esféricos recubiertos con una membrana lipídica. En el caso concreto del ortonairovirus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, su material genético está codificado en ARN, y tiene un tamaño medio de 19000 bases nitrogenadas. Este ARN se puede dividir en tres segmentos por su tamaño: uno pequeño (S) y uno mediano (M), encargados de producir las proteínas de la cubierta del virus; y el grande (L), donde está codificada la maquinaria de replicación.

Se trata de virus con una alta tasa de mutaciones, por lo que, aunque se conocen 7 variantes, pueden existir distintas cepas en la misma región. En España, por ejemplo, se sabe de al menos 3 variantes que infectan a las garrapatas y que pueden ser transmitidas a los humanos. Una vez el virus entra en la sangre, consigue atravesar la membrana plasmática de las células y secuestrar su maquinaria de replicación para reproducirse.

El mecanismo completo sigue lleno de incógnitas, pero los estudios más recientes apuntan a que su vía de entrada celular depende de la clatrina, una proteína encargada de la formación de vesículas. Es decir, el virus engaña a este mecanismo para que lo introduzca en el interior celular. Una vez allí, multiplica su material genético y lo transforma en ARN reconocible por la célula hospedadora empleando una enzima propia denominada polimerasa de ARN dependiente de ARN viral.

Tras terminar el proceso, las múltiples copias de ARN viral se desplazarán hasta los ribosomas celulares, que crearán las distintas piezas del virus utilizando los recursos celulares. La célula infectada montará las piezas utilizando su aparato de Golgi para crear los viriones inmaduros y, una vez completos, introduce el ARN de dentro de cada virión para formar el virus completo y expulsarlo al exterior, donde cada nuevo virus infectará una nueva célula.

Mecanismos de transmisión y letalidad

Su mecanismo de transmisión principal es la picadura de la garrapata. Hay varios géneros de este ácaro que pueden verse infectados, siendo el Hyalomma el vector principal. Son parásitos hematófagos (que se alimentan de sangre) muy comunes en humedales y zonas con vegetación alta

Aunque también puede contagiarse a partir del contacto con sangre o fluidos del enfermo, de forma asimilable a la transmisión de otras enfermedades más comunes como la hepatitis B. Otra alternativa es como consecuencia de la mala esterilización del equipo médico, la reutilización de agujas y la contaminación de los suministros médicos.

La enfermedad es especialmente preocupante por su alta letalidad en humanos: es mortal hasta para el 40% de las personas contagiadas. La mayoría de los casos han tenido lugar en personas relacionadas con el mundo de la ganadería o aquellas dedicadas a la veterinaria.

Además del virus mencionado, las garrapatas también actúan como vector para otros virus, bacterias y parásitos. Por ello, existe una preocupación entre las autoridades sanitarias por la multiplicación de casos en España de otras enfermedades transmitidas como la enfermedad de Lyme o la rickettsiosis.

Distribución geográfica

La mayoría de los casos de fiebre hemorrágica Crimea-Congo se han detectado de ciertas comunidades autónomas. Hoy en día, se considera que es un virus endémico en la zona de Castilla y León, Extremadura y la Sierra de Madrid.

Sin embargo, cada vez hay más regiones y zonas en España en las que se ha detectado su presencia en garrapatas. Un estudio del Centro Nacional de Microbiología del Instituto Carlos III registró el patógeno en cinco comunidades autónomas: Andalucía, Extremadura, Madrid, Castilla y León y Castilla-La Mancha.

Investigaciones recientes señalan al ciervo común como el animal huésped más habitual. No obstante, la lista de animales que actúan de huéspedes incluye también a jabalís o corzos, así como animales domésticos (cabras, ovejas y vacas).

Síntomas, diagnóstico y tratamientos

Los síntomas aparecen de manera súbita, con fiebre, dolor muscular, mareo, rigidez de cuello, cefalea, irritación de los ojos, fotofobia y lumbalgia. Además, pueden darse náuseas, diarrea, vómito y dolor de garganta al principio, así como confusión.

Otros signos clínicos son taquicardia, erupción por hemorragia cutánea en mucosas internas, por ejemplo, en la boca, la garganta o la piel que pueden ir en aumento, e inflamación linfática. Habitualmente se dan signos de hepatitis y el deterioro de los pacientes más graves puede ser muy rápido, manifestando desde insuficiencia hepática a pulmonar a partir del quinto día de enfermedad.

El avance de la enfermedad puede ir acompañado por cambios de humor bruscos, confusión o agitación que tras unos días da paso a somnolencia y depresión. Son cuadros similares en otras enfermedades como gripe o Covid-19. Para diferenciarlo de éstas es imprescindible comunicar a los profesionales sanitarios la sospecha de haber sido picado por una garrapata.

La fiebre de Crimea-Congo se detecta a través de una prueba PCR, un test de anticuerpos, un test de antígenos específico o un cultivo. Una vez identificada, se realiza un tratamiento destinado a controlar los síntomas. Hasta ahora, se ha utilizado el antiviral ribavirina para tratar la infección, con efectos beneficiosos.

Sin embargo, no hay vacuna disponible para humanos ni para animales infectados, aunque se ha desarrollado una inactivada derivada de cerebro de ratón que ha sido utilizada a pequeña escala en Europa oriental. A falta de vacuna, la única manera de reducir la infección humana es la sensibilización sobre los factores de riesgo y la educación de la población acerca de las medidas que pueden adoptarse para reducir la exposición al virus.

Medidas de prevención y control

Hay que intentar no ir al campo y, en caso de que eso ocurra o se realicen actividades de senderismo, es necesario usar repelentes. Y, tras la excursión, revisar la ropa, el cuero cabelludo y el cuerpo.

También es recomendable inspeccionar a las mascotas y colocarles collares antiparásitos. Si se detecta alguno de estos artrópodos, lo ideal es tratar de retirarla con los dedos o con pinzas, lentamente, estirando en la dirección de su cuerpo y evitando su aplastamiento. De este modo disminuye la probabilidad de que parte de la garrapata quede clavada en la piel, lo que puede dar lugar a complicaciones médicas. Tras esto, es importante vigilar la aparición de enrojecimientos en la zona.

Se sugiere emplear ropa de colores claros dado que así resulta más fácil ver las que se puedan adherir. Del mismo modo, es aconsejable utilizar prendas con mangas y pantalón largos. Hay que evitar el uso de sandalias, son más recomendables las botas o el calzado cerrado y los calcetines por encima del pantalón. También se recomienda utilizar los caminos ya trazados, además de retirar lo antes posible y de forma adecuada las garrapatas que se puedan haber fijado, preferentemente por parte de profesionales sanitarios.

No obstante, es difícil prevenir o controlar la infección en los animales domésticos, debido a que tanto el ciclo garrapata-animal-garrapata como la infección suelen pasar desapercibidos. Entre otras cosas porque dichos parásitos son numerosos y están muy extendidos, de modo que combatirlas con acaricidas que son productos químicos que las matan, solo es una opción viable en las instalaciones ganaderas bien gestionadas.

Previsiones de futuro

España no es el único país en riesgo por la expansión de esta enfermedad. Recientes estudios epidemiológicos muestran que hasta el 10% del ganado en Córcega podría haber estado expuesto al virus, y en países como Afganistán, cada año se reportan alrededor de 500 casos en humanos.

Con el aumento de las temperaturas, las garrapatas podrían seguir expandiéndose y colonizando más zonas, por lo que es importante estudiar su presencia e implementar sistemas de vigilancia que permitan detectar la enfermedad en la fauna silvestre o estabulada. De este modo, también se podrían identificar áreas en las que el virus ya esté presente, pero no se ha detectado todavía por no estar realizándose un seguimiento.

Otro punto crucial es la investigación de los mecanismos del virus para poder desarrollar un tratamiento efectivo. Ahora bien, su estudio no está exento de complicaciones ya que, debido a su virulencia y posibilidad de transmisión a humanos, el virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo únicamente pude estudiarse en un laboratorio con un nivel 4 de bioseguridad, el máximo posible.

Autor: Dr. Jacobo Torres, responsable en enfermedades infecciosas en Clínica Elgeadi

Fuente:

Carlos Echeverría Robledo
Content Media & Account Executive

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