- De aquí al 2030, todos tontos
Si alguien pensaba en la genialidad nuestro Sire, está equivocado. La nueva progresía chancletera copia y usa argumentos de novelas de célebres escritores como es el caso de la tan cacareada “máquina del fango” –macchina del fango– concepto clave en la trama de la novela “Número Cero” del escritor Umberto Eco.
Con este término el autor hace referencia a las técnicas de desprestigio que usan los medios de comunicación para destruir la reputación de figuras públicas, con información tendenciosa, tergiversada o completamente falsa. Esta máquina de fango es utilizada como una estrategia por el periódico ficticio llamado Domani para lanzar ataques mediáticos contra aquellos que se oponen a sus intereses, fabricando escándalos y creando una nube de sospechas sin necesidad de pruebas sólidas.
La figura del Sire no se desarrolla explícitamente, pero representa el arquetipo del manipulador oscuro, un símbolo de las fuerzas conspirativas que operan en secreto y que han marcado el curso de la historia. Esta figura está cargada de paranoia y desconfianza hacia las versiones oficiales de los eventos históricos.
A través de esta novela, se hace una crítica mordaz sobre el poder de los medios para moldear la opinión pública y las peligrosas implicaciones de un periodismo que renuncia a la verdad en favor de la manipulación mediática y el arrimo al poder establecido o a quien desea arrebatarlo.
En la novela “Número Cero” se explora el mundo del cuarto poder para ello se habla de un nuevo periódico ficticio (Domani) cuyo objetivo no es informar, sino manipular y desacreditar a figuras públicas para el beneficio de sus propietarios. No podemos olvidar la “presunción de veracidad” que siempre pretende tener el periodista.
El protagonista, Colonna, es un escritor fracasado que recibe la oferta de trabajar en este medio, junto con un equipo de periodistas. A medida que avanzan los trabajos del diario, descubren una serie de teorías conspirativas sobre eventos históricos, entre ellos la posibilidad de que Mussolini no murió en 1945, sino que escapó y vivió en secreto. Estas conspiraciones, a pesar de ser improbables, son manejadas de forma sensacionalista en el periódico para atraer la atención del público.
Toda esta historia resulta especialmente llamativa si la comparamos con “el relato” al que poco a poco nos han ido acostumbrando. Cada cual que saque sus propias conclusiones, aunque para mí, lo verdaderamente llamativo es que nuestro Sire particular utilice siempre expresiones copiadas.–Confucio.