lunes, mayo 6, 2024
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Arte y especulación

La mayoría estamos completamente de acuerdo que el arte llamado de Vanguardia estaría contemplado dentro de ese otro criterio al que calificamos de Contemporáneo y en tales circunstancias la creación artística no deja de estar ligada a distintas consideraciones a tener en cuenta como puedan serlo las nuevas corrientes artísticas, especulativas, políticas, sociales, etc., etc.

Esta breve introducción ha de servirme como pretexto para publicar la siguiente parábola como ejemplo del interés que una determinada obra de arte puede despertar en el receptor y como las condiciones que la rodean influyen directamente en nuestras apreciaciones.

«La nave continuaba navegando en mar abierto sin esperanzas por el momento de encontrar tierra. El agua potable escaseaba de tal manera que hubo de racionarse hasta extremos agónicos. Tal era la gravedad de la situación que el capitán decidió que la tripulación, bajo pena de muerte, no volvería a beber hasta que avistaran tierra. Para ello situó a un vigía en la cofa del palo mayor todo el día y otro sobre cubierta alternando entre las amuras de babor y estribor respectivamente. El resto permanecería en la sentina hasta que se obrara el milagro.

A su antojo y a escondidas, el marinero que observaba el horizonte desde la cubierta disponía de libre acceso al consumo de agua a cualquier hora del día y de la noche sin que el capitán ni el resto de la tripulación advirtiesen su atrevimiento. Su compañero continuaba en la cofa oteando sediento el mismo horizonte mientras el resto de marineros permanecían ociosos en el interior de la sentina.

Al tercer día de esta terrible situación, acuciada por la insoportable sed, se oyó la emocionada y profunda voz del vigía del palo mayor gritar: ¡Tierra!  Casi al unísono, aunque con mucho menor entusiasmo, el marinero de cubierta también profirió la palabra mágica. El resto de la tripulación ni siquiera salió a cubierta movidos por la curiosidad del espectáculo sino que se precipitaron al unísono hasta el frágil barril de agua para tratar únicamente de calmar la sed acumulada durante días.

La silueta de la tierra recortada en el horizonte no produjo la misma impresión en la marinería.

El vigía principal se deleitaba en la imagen flotando sobre el horizonte que le había salvado la vida. El segundo vigía de cubierta también apreciaba la misma imagen pero sin especial deleite, agradecido, sin embargo, de no haber tenido que pagar, gracias a su malsana astucia, un precio tan alto como el pagado por sus compañeros de viaje. En cuanto al resto de la tripulación bajo cubierta, la imagen que ofrecía el horizonte no les interesaba en absoluto aunque sí el beneficio obtenido con  su milagroso descubrimiento: Agua.
                                         
                                           EPÍLOGO

El marinero de cubierta jamás podría jactarse de haber vivido una experiencia similar a la del resto de sus compañeros. No habría podido contar nunca su verdad so pena de ser ajusticiado en la horca. 

zoilolobo@gmail.com

Licenciado en Historia del Arte y Bellas Artes

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