La sequía y su consecuencia la escasez de agua para los ciudadanos en España se puede solucionar con la construcción de varios centenares de plantas desalinizadoras de agua de mar con energías sostenibles. Tan sencillo como esto. Quejarse del cambio climático y de que se derrocha el agua no sirve de mucho ante lo que se nos avecina, en los próximos años y decenios. En nuestro país ya están funcionando unas 99 plantas desaladoras de gran capacidad, pero no es suficiente. Lo que sobra es agua de mar. En Canarias, por ejemplo, tienen abastecimiento de agua, por las plantas desalinizadoras que están funcionando. Pensar que la falta de agua es algo temporal, es erróneo, ya que con el calentamiento global la desertificación está aumentando de modo enorme y especialmente en nuestra península ibérica.
Los españoles estamos asistiendo a un descontrol total, si se piensa en la Sanidad con unos tiempos de espera desproporcionados para los especialistas. Faltan médicos y personal sanitario en todo el territorio, con médicos de atención primaria que tienen que atender a más de 80 pacientes diarios. Algo inaudito. No es suficiente con ampliar los hospitales, ya es que es absolutamente indispensable dotarlos de más doctores. La calidad de la atención sanitaria está bajando de forma alarmante, por la falta de medios humanos, porque ningún paciente se merece esperar bastantes meses o más de un año para consultas u operaciones. Es indignante. No todos pueden ir a la medicina privada. Se está incumpliendo lo que indica la Constitución.
En lo relativo a los incendios, que están asolando España y Europa, es evidente que hacen falta también muchos más bomberos y más medios aéreos, para luchar eficazmente contra los fuegos que están calcinando una muy considerable masa forestal del territorio nacional. La acumulación de vegetación innecesaria no debería producirse, por razones obvias. Más guardabosques, incluso cabras que hacen una gran labor despejando de maleza y la labor de los agricultores y ganaderos es esencial para mantener los bosques bien. El Gobierno central tiene que tomar medidas. En la España vaciada se pueden dar parcelas o porciones de tierra y también una casa a los que llegan huyendo de guerras, del hambre o de la opresión política y dictaduras. Da igual que vengan de Ucrania o de África. No se tiene que hacer distinción por raza y color de piel y en vez de pagar subsidios, que esas personas puedan producir como agricultores, por ejemplo, contribuyendo también a la limpieza de los bosques e impulsando también la economía española.
Lo que no sirve es insistir únicamente en no desperdiciar el agua, ya que aunque esto es bueno, no es suficiente para solucionar los gravísimos problemas de la sequía, que seguirá produciéndose durante los próximos años. Solo con economizar agua no va a ser suficiente.
El agua potable es algo esencial para toda la población. Además, es necesario pensar en el agua para uso agrícola y también para las explotaciones ganaderas. Con plantas desaladoras potentes se puede solucionar el abastecimiento hídrico, pero se tienen que usar las energías sostenibles como son la solar o la eólica, etcétera.
Los impuestos que pagamos los españoles deben utilizarse para solucionar los efectos de la sequía, los incendios y la mala atención sanitaria, por la masificación y falta de médicos y personal. Mientras no se tomen medidas políticas contundentes, por parte del Gobierno estatal español, seguiremos asistiendo a la ceremonia de la confusión, ya que la realidad no se deja manipular por promesas, justificaciones y excusas. La ciudadanía española no se lo merece.
Y si es necesario subir algo los impuestos que se diga y haga y no pasará nada. Lo fundamental es que se gaste mucho más dinero en Sanidad y en todos los servicios públicos, para que el país haga frente con soltura y rapidez a todos los desafíos que están ante nuestros ojos, en el presente y en el futuro.
Lo que no puede ser es que se tomen medidas que son parches y que no sirven. En cuanto al decreto de ahorro energético es insuficiente. Lo que habría que hacer es comprar gas a Estados Unidos y a otros países, para garantizar que llegará el combustible necesario para las calefacciones dentro de unos meses a todos los hogares. Este es el núcleo del asunto a resolver. Poner más impuestos o tasas a los bancos y a las grandes empresas energéticas es algo también que es realizable y que ayudaría ante la crisis económica por la inflación, en la que ya estamos instalados.
José M. López García
Doctor en Filosofía por la UNED
Licenciado en Ciencias de la Educación por la UNED