Que difícil convertimos la vida cuando todo puede ser fácil. He perdido amigos en este vuelo que despega cuando nacemos y aterriza cuando hemos llegado a puerto.
A veces suelo encontrarme con conocidos y veo en sus rostros mi rostro reflejado en el envejecido rostro de mi conocido, no estamos aquí para siempre. A pesar de los años transcurridos en algunos de esos rostros sigo descubriendo que en algunos casos me siguen odiando cordialmente.
Es triste que los hombres vivamos con rencor cuando alcanzamos la madurez. Pero que verdad esconde la frase que escuché «No cuentes a nadie tus problemas el noventa por ciento no le importan en absoluto y el diez por ciento restante se alegran de lo que te ocurre”.
La vida tiene momentos de felicidad, pero también hay dolor el problema es que, salvo excepciones a nadie le importa dos cosas son infinitas, la estupidez humana y el universo, como dijo Einstein. Y a mí la vida sigue envolviéndome con el abrazo de una impetuosa nostalgia y con cierta melancolía.