viernes, diciembre 13, 2024
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Carnaval confinado

Ya es oficial, el alcalde de Santa Cruz de Tenerife ha anunciado que la edición de 2021 del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife queda suspendida para preservar la protección de los ciudadanos ante la pandemia del coronavirus.

Este jueves 8 de octubre pasará a la historia de la capital tinerfeña por la suspensión de una actividad que genera unos ingresos más que importantes en la economía municipal. «En estos momentos vivimos dos urgencias. Una es la crisis sanitaria y otra la socioeconómica, que es consecuencia de la primera», dijo Bermúdez durante rueda de prensa.

El alcalde expuso que nadie entendería que Santa Cruz celebrara un carnaval sin gente en la calle, «que es la fuerza principal que tiene nuestro carnaval», agregó «no se dan las circunstancias sanitarias para celebrar las fiestas como lo hemos celebrado siempre, en la calle y de manera libre y desordenada, que es como a nosotros nos gusta celebrarlo».

«Por lo tanto, Santa Cruz de Tenerife no celebrará la próxima edición del Carnaval en el formado en el que hemos estado acostumbrados a celebrarlo durante 60 años. No podemos celebrarlo de la misma manera que siempre con miles de personas de aquí y de fuera».

Historia del Carnaval en Santa Cruz de Tenerife, según cuenta la Webtenerife.com, web oficial de promoción turística de Tenerife. Gestionada por la empresa Turismo de Tenerife

Como expresión de la cultura europea, el Carnaval fue transmitido por España y Portugal a sus colonias americanas y, en su camino al Nuevo Continente, llegó a Tenerife a mediados del siglo XVI, si bien los historiadores no han encontrado referencias directas a la celebración más allá del registro de prohibiciones de su práctica.

Según viajeros y cronistas de la época, el Carnaval en el siglo XVIII se disfrutaba tanto entre las clases pudientes, con bailes y fiestas, como entre el pueblo, con celebraciones bulliciosas, a pesar de la prohibición de las autoridades eclesiásticas y civiles de realizar bailes y bromas de máscaras en la vía pública.

En el siglo XIX, el baile continuó siendo el festejo más característico del Carnaval, si bien se fueron creando nuevos tipos de actos festivos, como cosos, exhibiciones artísticas y concursos. Además, desde finales del siglo XVIII y en los primeros años del XIX se extendió la costumbre de las tapaderas, mujeres de la buena sociedad que se mezclaban en las calles con la gente llana gracias a la magia de las máscaras.

Los historiadores fijan esta costumbre como el antecedente de las famosas mascaritas de la sábana y el abanador que se hicieron habituales a principios del siglo XX. Las primeras décadas del siglo XX hacen evidente el atractivo de este Carnaval, lo cual contribuye al incremento en la llegada de turistas que había comenzado a finales del XIX.

La prosperidad de los años veinte favorece esta celebración hasta el punto de que se crea, en 1925, el primer programa de las fiestas de Carnaval realizado por el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. A partir de esa fecha, la Corporación municipal llevará las riendas oficiales de una fiesta que ya latía con el ritmo de la celebración popular.

Esta década también marca el desarrollo de agrupaciones que van más allá de la máscara tradicional, como son las rondallas, comparsas, estudiantinas y murgas. También entonces comienza a avanzarse en el diseño de los disfraces, de manera que se evoluciona desde la máscara sencilla a disfraces de mayor calidad, que contribuyen a la aparición de los primeros concursos.

La Guerra Civil española y el posterior periodo de dictadura trunca estas celebraciones populares, que ya estaban profundamente arraigadas en la sociedad santacrucera. Precisamente este arraigo motiva que, a pesar de esta etapa de represión, los tinerfeños iniciaran fiestas clandestinas en la intimidad de las casas.

La fuerza popular de esta fiesta y la modificación de la realidad política y económica del país hizo que en 1961 se aceptara oficialmente la celebración del Carnaval bajo la denominación eufemística de Fiestas de Invierno y que en 1967 fuera declarado Fiesta de Interés Turístico Nacional.

Con la llegada de la democracia, el Carnaval recupera su nombre e inicia su desarrollo como fiesta popular por excelencia de Santa Cruz de Tenerife hasta llegar a ser declarado, en 1980, Fiesta de Interés Turístico Internacional por la Secretaría de Estado para el Turismo.

Desde esas fechas, los grupos del Carnaval han mostrado al mundo las características de las fiestas de Santa Cruz de Tenerife. Este hecho, unido a la vistosidad y la alta calidad de sus concursos, cosos y conciertos, y a lo auténtico de su celebración en la calle, en la que se respira un ambiente de total seguridad bajo el más puro espíritu festivo, lo han convertido en el segundo Carnaval más popular y conocido internacionalmente, después del de Río de Janeiro, en Brasil.

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