La Ciudad Turística del Puerto de la Cruz destaca por ser el lugar donde comenzó el turismo en Canarias, en 1886 se abre el primer lugar para acoger a los turistas que venían a sanar a nuestras islas.
Según la descripción del ilustre realejero José de Viera y Clavijo sobre El Puerto de la Orotava, o de la Cruz
Este lugar, colonia de la villa, de la cual dista media legua, está a la orilla del mar en una punta llana y baja que hace la tierra casi en medio del valle, a cuyos costados quedan dos ensenadas que forman las bocas de los barrancos de Martiánez y Puertoviejo. Sólo tiene de puerto el nombre. En la realidad, es un buen surgidero para las naves mercantes que, cuando se levanta temporal, tienen que hacerse a la vela y correr en mar ancha. La población es hermosísima, un temple sano, alegre, sin calor que ofenda ni frío que incomode. Buenas calles y anchas, buen caserío, buenas plazuelas, buenos paseos por la marina, buena agua, buenas huertas en el sitio de Martiánez, excelente jardín en el de la Paz, una gran fuente en la plaza de la parroquia. Esta es de 3 naves y de una elegante arquitectura, bien adornada, con cura beneficiado provisión del rey y alguna clerecía. Residen algunos comerciantes y hay caudales.
Tiene un convento de Santo Domingo, como de 16 frailes; otro de San Francisco, como de 20, y otro de monjas dominicas como de 40. La feligresía es de 3.180 personas. Hay tres ermitas: San Telmo, en La Hoya; la Peña de Fuerteventura, en La Ranilla; y San Antonio, en su pago. Hay también un castillo con otras plataformas y un muelle.