viernes, septiembre 22, 2023
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Rodeados por tierra, mar y aire

  • Estamos sufriendo el acoso de nuestras propias irresponsabilidades

Quise titular mi artículo “Rodeados de mierda” pero, los responsables de este magacín me recomendaron que no usara un título tan agresivo y dejé en sus manos que pusieran el que quisieran. Me recomendaron “Rodeados por tierra, mar y aire” y me resultó más ingenioso y menos escatológico de lo que tan habitual es en mí. Pues que así sea.

Canarias en general y Tenerife en particular está sufriendo el acoso de nuestras propias irresponsabilidades, estamos rodeados de basura por todas partes; ya resulta agobiante echarse a las calles de nuestros pueblos y ciudades, empezaré por los meódromos caninos y los merdellones autóctonos. Los pueblos y ciudades se convirtieron en estercoleros apestosos de meados y de basura por todas partes. Los barrios de la zona metropolitana ocupan un lugar de privilegio en este ranking donde solares y esquinas son ocupados por todo tipo de basuras, calles “gediondas” y llenas de agujeros o asfalto en malas condiciones que pretenden paliar con cuatro cubos de pintura y unos cuantos emplastes de piche. Las obras cosméticas de las elecciones han sido una tomadura de pelo.

La vaina –como dice el latino–  ha ido a más. La verdad es que no sé dónde va a parar el dinero de nuestros impuestos; medidas populistas y presuntamente sociales las encontramos en todos los municipios, desde talleres en centros ciudadanos, mujeres a la playa, excursiones, fiestas y verbenas, etc. pero, lo verdaderamente mollar está en el abandono más absoluto al que estamos sometidos. Ejemplos tenemos por todas partes de vertederos descontrolados, contenedores de basura inmundos y sucios y, sobre todo, una falta de vigilancia espantosa. En este punto quiero aclarar que no hablo de la vigilancia típica del policía musculado o no, tatuado o no, que sólo se mete con quien sabe que no le va a toser. Me refiero a esa vigilancia de barrio que evitaría males mayores, a buen entendedor con pocas palabras basta.

Si lo descrito es, grosso modo, por tierra ahora le toca el turno al “sitio” por aire. Contaminación peligrosa procedente del vecino moro que nos invade envuelta en su calima. Estudios científicos certifican que con la calima vienen trazas de bromo, cromo, níquel, zinc y circonio que se vierte a la atmósfera por algunas industrias. A todo ello debemos sumar la contaminación propia generada en nuestra tierra. Con el incendio forestal de Tenerife se ha incrementado la toxicidad del aire en la última semana.

Tampoco podemos olvidar el calvario que están sufriendo algunas localidades de La Palma con los gases que emana el volcán de Cumbre Vieja –me niego a llamarlo Tajogaite, invento de El Día– y que tiene a la población de estos núcleos en un “exilio forzoso”.

Por mar mejor ya no decir nada. Desde hace muchos años los isleños hemos contemplado como el vertido descontrolado de aguas negras y grises en el mar van enmerdando nuestras costas. La obligación de los ayuntamientos de instalar depuradoras de aguas antes de su vertido brilla por su ausencia en demasiados casos. En múltiples ocasiones se han hecho reportajes de los emisarios submarinos llenando de porquería las costas; las poblaciones costeras tradicionales no son precisamente un dechado de virtudes, su olor les delata.

Resulta que los análisis del agua de mar detectan la bacteria E-Coli, básicamente y en Román Paladino es “mierda”. Lo llaman micro algas, cianobacterias… pero el baño está prohibido o no recomendado. A todo ello debemos añadir algún que otro vertido de hidrocarburos que curiosamente nunca se consigue detectar su procedencia. ¿Estamos rodeados de mierda o no? –Confucio.

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