El presidente del Gobierno de España, jefe del Ejecutivo y a quien corresponde dirigir el gobierno lo es porque así lo establece la Constitución de 1978. Una vez investido es merecedor del respeto como representante de todos los españoles.
Dejando a un lado la política doméstica que nos atañe a todos y que podemos y debemos cuestionar libremente, se pueden criticar las acciones u omisiones sobre los distintos hechos políticos de su gestión, pactos, decretos, etc., lo que no es admisible es el desprecio de otros presidentes o jefes de estado.
Ni el rey moro, ni gringo soberbio… el desprecio y el ninguneo que se lo hagan a sus nacionales pero, despreciar al presidente de nuestro ejecutivo como lo ha hecho el yankee merece el más profundo de mis desprecios.
Despreciar a una autoridad que representa a un pueblo es el acto más vulgar y de mala educación que se puede tener. Algunos pensaban, sobre todo la izquierda, que el nuevo mister marshal era otra cosa, ya ven que no.
La misma mala educación y vulgaridad del viejo gringo la tuvo con nuestro Jefe de Estado un presidente autonómico de una “la república que no existe, idiota” dejando a los ciudadanos que representa a la altura del betún.
Olvidan los representantes políticos, presidentes y jefes de estado que sus acciones públicas y privadas tienen consecuencias. No deberían olvidar que el mismo respeto exigido a la dignidad que representan, se lo deben a los ciudadanos.
En los últimos años ha resultado vomitivo que, representantes políticos hayan insultado públicamente a votantes de otros partidos que no sean el suyo. Una vergüenza y da igual del lado que vengan.
Repito mi mensaje: Algunos se ríen de la vergüenza y el escarnio al que sometió al presidente de los españoles un gringo soberbio; no olvide que este presidente es el suyo también… le guste o no.-Confucio.