Siempre he dicho que las opiniones son como el culo, cada cual tiene el suyo y así debe ser respetado. Resulta insufrible tener que soportar críticas sin sentido por lo que usted o yo podamos pensar y por lo tanto opinar libremente.
El artículo 20 de nuestra Carta Magna reconoce y protege el derecho a expresar y difundir libremente nuestros pensamientos, ideas y opiniones; bien sea mediante la palabra, por escrito o cualquier medio de reproducción. Dicho esto, no entiendo, no comparto, no consiento que nadie pretenda coartar nuestro derecho de expresarnos libremente.
Los comentarios fuera de lugar en los apartados que para ello tienen habilitados los medios de comunicación –incluido este– o las Redes Sociales se han convertido en un estercolero sin sentido en el que escudándose en nicks más o menos ingeniosos nos ponen a parir. En este punto quiero hacer una aclaración: Firmo con seudónimo, algo lícito en un medio, los responsables saben perfectamente quién soy. Detrás hay un nombre y una identificación.
Quien escribe un artículo de opinión, lo hace sabiendo que no va a gustar a todos y somos conscientes que es así, ahora bien, el respeto debe estar por encima de todo. Resultan lamentables las riñas arrabaleras de Twitter, Facebook y otras redes o las disputas infantiles en los periódicos disparando barbaridades contra todo aquel que tiene una opinión diferente.
Otro apartado distinto son los que se creen expertos y vierten todo tipo de excrecencias para descalificar un posteo de un especialista; cualquier ejemplo es válido. He podido leer en demasiadas ocasiones cómo se desprestigia a profesionales de reconocido prestigio con insultos y sin argumentos.
En fin, es lo que nos da la libertad de expresión que ciertamente no debería estar reñida con el buen gusto. –Confucio.
El mismo derecho tiene usted a expresarse que yo disentir de su opinión. A los que escriben en los medios no les gusta que les lleven la contraria.