El vuelo JK 5022 de Spanair se convirtió en uno de los accidentes aéreos más trágicos de la historia reciente de España. El 20 de agosto de 2008, un avión McDonnell Douglas MD-82, operado por la prestigiosa aerolínea española Spanair, se estrelló poco después de despegar del aeropuerto de Madrid-Barajas, causando la muerte de 154 de las 172 personas que estaban a bordo.
A las 14:24 horas el avión, con matrícula EC-HFP, que ya había tenido un primer intento de despegue que fue abortado debido a un problema técnico en una sonda de temperatura; y tras realizar reparaciones en tierra y obtener autorización para despegar nuevamente, intentó la maniobra de despegue. Sin embargo, pocos segundos después de tomar velocidad, la aeronave perdió potencia y control, cayendo a un lado de la pista, deslizándose y finalmente estrellándose en una zanja cerca de la terminal 4 del aeropuerto madrileño.
La investigación del accidente llevada por la CIAIAC –Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil– señaló que la causa principal del accidente fue un error de los pilotos que no habían activado los flaps y slats, estos elementos son esenciales en proporcionar la sustentación para el despegue.
Este accidente no tenía que haber sucedido
Se determinó en la investigación que los pilotos no activaron los flaps y slats cargándoles la mayor parte de la responsabilidad, pero olvidando que el TOWS –Takeoff Warning System– no funcionaba y de haberlo hecho habría evitado el despegue. El TOWS es un sistema de seguridad crucial diseñado para emitir una advertencia audible si los flaps, slats u otros sistemas no están en la configuración correcta para el despegue. Este sistema se activa cuando los aceleradores del avión se empujan hacia adelante para iniciar el despegue.
Según se pudo saber con posterioridad, el relé que dio lugar a este fallo fue retirado y era responsable del funcionamiento de distintos puntos críticos del avión. Además, se descubrió que hubo deficiencias en el mantenimiento y la supervisión de la aeronave, así como en la gestión de la emergencia durante los minutos críticos posteriores al accidente. Estas fallas señalaron graves problemas en la gestión interna de Spanair y en la supervisión por parte de las autoridades de aviación civil.
Las víctimas
Esta catástrofe también generó un fuerte movimiento por parte de los familiares de las víctimas, quienes demandaron justicia y mejoras en la seguridad aérea. Estos esfuerzos dieron lugar a la creación de la Asociación de Afectados del Vuelo JK5022, que ha trabajado incansablemente –y lo sigue haciendo– para mantener viva la memoria de las víctimas y para garantizar que se tomen medidas preventivas que eviten tragedias similares en el futuro, más aún, teniendo en cuenta que este tipo de aeronaves llevaban un historial de accidentes similares y la compañía fabricante se puso, en cierta manera, de perfil por lo costosas de las reparaciones.
Impacto y Consecuencias
El accidente del vuelo JK 5022 a parte de la irreparable pérdida de vidas humanas trajo consigo la desaparición de Spanair, que ya se estaba enfrentando dificultades financieras, no pudo recuperarse completamente del golpe y cesó sus operaciones en enero de 2012. También se produjo un cambio notable en la industria de la aviación en Europa. Los informes subrayan la importancia crítica de la vigilancia constante, el mantenimiento riguroso y la formación adecuada en la seguridad aérea y las obligaciones de las compañías con los pasajeros.
La memoria de las 154 personas que perdieron la vida en ese fatídico vuelo permanece como un recordatorio solemne de las consecuencias de las fallas humanas y técnicas en la aviación.