No se imagina el Partido Popular la gran suerte que ha tenido al no estar gobernando el país en estos momentos tan aciagos para todos. No se sabe si serán conscientes de ello, y si lo son, lo disimulan muy bien, ocupándose en hacer una oposición más o menos cercana a la altura de las circunstancias, pero sin que por ello, y según amenazan sus portavoces, los socialistas no tengan que dar explicaciones, cuando la cuarentena haya pasado, de la supuesta mala gestión llevada a cabo en cuanto a las medidas de seguridad sanitarias adoptadas para frenar la pandemia.
En contrapartida, el PSOE no se habría visto nunca en una dificultad tan grande como la que ha padecido ahora como para tratar de presumir de gobernar con la suficiente comodidad a la que aspira cualquier partido que hubiera alcanzado el poder, precisamente, en la forma y con las indispensables alianzas con que lo ha hecho.
Si la oposición va a consistir sólo en pedir responsabilidades ante una pandemia insólita que nos ha pillado a todos totalmente desprevenidos para hacer único responsable al PSOE de tantas muertes cobradas, tal determinación no parece muy de recibo, y mucho menos, en unos críticos momentos de grave recesión económica para el país, en los que se supone que todos y cada uno de los políticos de los distintos partidos tendrían que aunarse para tratar de mejorar las condiciones y superar la grave crisis que nos afecta en materia financiera.
La talla de los políticos, en momentos como este, se mide en soluciones; con la debida confianza que se espera de ellos; la misma que ha venido demostrando el país en manifiesta solidaridad con enfermos y personal sanitario.
De manera que a pesar de que la crisis no haya remitido del todo, ni con la seguridad que sería aconsejable, la integración en la vida social y en el desempeño de las funciones de cada uno de los trabajadores de este país, ira sucediéndose de manera paulatina, pero en el mismo sentido a la rapidez que debieran darse los políticos en sus decisiones para que cada una de las corrientes terminen convergiendo en favor de la aceleración de la mutilada economía que afecta al país.
Sólo después de todo este proceso que sería más que aconsejable o deseable, sólo entonces se podría hablar del derecho a ejercer una auténtica oposición. Sin trampas ni cartón y teniendo como miras una única meta: el bienestar y el confort de toda la ciudadanía que se ha prestado voluntariamente a contribuir con la obediencia debida a una aconsejable cuarentena que ya está dando los resultados satisfactorios que se esperaba de ella.
Hasta ahora, desde la aparición del fatídico Covid-19, sólo hemos hecho que defendernos de él con distinto éxito, eso es cierto, pero a partir de ahora y en paralelo al descenso de esa curva fatídica llegada a su cenit, será el momento de empezar a gobernar en serio y adoptar todas las medidas necesarias en sacar al país adelante; y eso ya sólo depende de nuestros representantes en el Gobierno de la nación, incluida también, ¿cómo no?, la dura oposición que por ahora representan PP, Vox y Ciudadanos, respectivamente.
zoilolobo@gmail.com
Licenciado en Historia del Arte y Bellas Artes
Estimado: Comparto prácticamente en su totalidad el artículo. Ya he hablado largo y tendido sobre los políticos, a estas alturas de la película poco me importa que sea gobierno u oposición. El pueblo quiere respuestas y usted ya sabe cuáles son las preguntas. Espero que en las próximas elecciones la abstención baje hasta el 0%. La ciudadanía tiene que darse cuenta el poder que tiene en sus manos con el sobrito que introduce en las urnas. Sinceramente he de decirle que escuchando las intervenciones en el Congreso me he quedado «esputrefacto» ante la estulticia de la clase política. No entiendo que ante tal cantidad de muertos no se llegue a un acuerdo. Tengo que aclararle que no tengo el carné de ningún partido y que a lo largo de mi perra vida he votado por casi todos en distintas ocasiones. Puedo decir que he votado en conciencia y no por simpatías. La conclusión a la que he llegado es: Ninguno de éstos que están ahora merece la confianza del pueblo. Unos por mentirosos, otros por trepas, algunos por aprovechateguis, otros por ignorantes. Mi pregunta es: ¿Coño, es que no hay entre tantos diputados uno que me convenza?
La política es lo que ha puesto en su pie de foto. Me parece mentira que, habiendo más muertos que los de ese cementerio (Si no me equivoco es el de Normandia) aún no se hayan puesto de acuerdo en hacer algo para que el país confíe en nuestra castuza.
Espero que esté bien, sr. Zoilo. Un saludos desde la Muy noble, Leal y de Ilustre Historia Ciudad de La Laguna.
Confucio (Rodrigo ) pero no se lo diga a nadie.
¡Gracias y enhorabuena por su intervención en KIOSCO INSULAR!
Pesa a todas las opiniones que a Vd. le merece la clase política de turno, con las que coincido en muchos casos, he de confesarle que yo siempre he votado a la izquierda de este país. Incluso puedo afirmar que entre muchos diputados de esa izquierda los hay que me convencen. Eso no quiere decir que no yerren porque, como Vd. bien sabe, errar ha sido siempre de humanos. Un cordial saludo y esperamos seguir contando con su interesante punto de vista y colaboración.