Cada individuo percibe el mundo a través de su propio marco de experiencias. Estas experiencias actúan como filtros que afectan la interpretación de los hechos. Los valores y creencias personales también juegan un papel crucial en la interpretación de la verdad. Estos valores, que a menudo están arraigados en la cultura, la religión y la ideología política, pueden influir en la manera en que las personas interpretan la información.
La verdad, tradicionalmente entendida como una representación objetiva y fiel de la realidad, ha sido un concepto fundamental en la filosofía, la ciencia y la ética. Sin embargo, en la actualidad y por la proliferación de información y la diversidad de perspectivas, la subjetividad de la verdad ha emergido como un tema central de debate.
El entorno sociocultural en el que una persona vive también influye en su percepción de la verdad. Las normas, tradiciones y narrativas dominantes en una sociedad configuran la manera en que los individuos interpretan y valoran la información. Las consecuencias más inmediatas en esta subjetividad provocan polarización, desconfianza en las instituciones e incluso un debilitamiento del discurso democrático.
Cuando diferentes grupos sociales tienen percepciones divergentes sobre la realidad, se generan conflictos y se dificulta el diálogo y la cooperación. La percepción subjetiva erosiona la confianza en las instituciones encargadas de proporcionar información objetiva y contrastada provocando las teorías conspirativas.
Para afrontar estos desafíos se deben promover ciertas prácticas y valores como la educación dentro de un pensamiento crítico, fomento del dialogo y la tolerancia y el fortalecimiento de las instituciones y los medios de comunicación públicos y privados. Resulta bastante claro que a través de la educación y la cultura general del ciudadano se podrá enfrentar esta subjetividad y los individuos no serán seres con la cabeza llena de serrín esperando a que su amado líder mueva el dedo en un sentido u otro.
Aprender a discernir sobre lo que nos venden los políticos, medios de comunicación, líderes mediáticos, artistas, religiosos o todo aquel que posea un altavoz, se consigue instruyéndonos y formándonos en el uso de todas las posibilidades que nos brindan actualmente.