Tras unas semanas de retiro forzoso por cuestiones de salud, he tenido la ocasión de empaparme de las noticias y la prensa de todas las tendencias políticas; garantizo que terminé leyendo el Muy Interesante y el National Geographic. Tengo una gran capacidad de resistencia, pero resulta sorprendente la inmensa estupidez que hay en España; la enorme ignorancia y mala hostia que pulula por las Redes Sociales y los bobos que le hacen el caldo gordo a los caudillos de uno u otro color.
Tenemos un problema serio que nadie parece querer afrontar; ignoro si en la península está ocurriendo lo mismo, pero leyendo a algunos colaboradores de este mismo medio me da la impresión que sí. El problema serio es la salud mental de la población y la ocultación de la autolisis en los medios de comunicación. Vemos en las Redes Sociales serias como SOS Desaparecidos como se multiplican las desapariciones de personas de todas las edades en Canarias y no son sólo “retos virales”, estamos sufriendo una auténtica epidemia en este terreno.
Utilizar eufemismos en los medios para ocultar la realidad resulta lamentable… “…se precipita por un puente”, “…se precipita por un acantilado”; evidentemente, la sociedad canaria tan hermética y pueblerina no es capaz de digerir estas situaciones salpicando a los afectados con su acidez estomacal, con toda su bilis.
Lógicamente, además del fallecido los que más sufren una situación de estas características son los familiares y amigos, pero no podemos olvidar a todo el personal que conforma un dispositivo para rescatar a esa persona, en la mayoría de los casos siempre es necesaria la presencia de la Guardia Civil, Policía Nacional o Local, Sanitarios, Bomberos profesionales o voluntarios, Servicios especiales e incluso en ocasiones personal de mantenimiento de carreteras. Empezamos a sumar y un buen puñado de personas están viviendo situaciones traumáticas con demasiada frecuencia, todo ello ante la presunta pasividad del Sistema Sanitario.
Para rematar todos los colmos, vuelvo a las Redes Sociales, en particular a la del pajarraco negro –que antes era azul– donde desde el más absoluto de los desprecios al buen gusto y el respeto se permiten hacer chanza con la tragedia de la salud mental. Mientras nos distraemos en comprobar quién tiene la piel más fina, si la piel verde, azul, roja o morada hay demasiada gente que precisa ayuda urgente. –Confucio.