lunes, septiembre 9, 2024

Manda güevos

El “temazo” es ver quién pone la plancha o la lavadora

Desde luego y sin dudarlo, a los españoles nos está tocando sufrir una etapa de nuestra vida difícilmente superable. Ni Cantinflas, ni los hermanos Marx o el propio Mr. Bean podrán superar jamás el esperpento del gobierno español.

Cuando un cargo público, al que se supone más o menos bien remunerado con respecto a la mayoría de ciudadanos, se pone ante un micrófono debería tener en cuenta no meter la pata hasta el sobaco.

Parece ser que, dentro del gobierno las vicepresidencias son bastante propensas a cagarla de forma desmesurada. Da igual que sea Marruecos, la pandemia, las vacunas o lo que se ponga por delante. Estos potentados políticos tienen un serio problema de entendederas.

La señora vicepresidenta primera para hablar del estacazo al bolsillo con las tarifas eléctricas no se le ocurre otra cosa que decir: “el temazo es ver quién pone esto y quien plancha a la hora que toque planchar”. Evidentemente lo único que buscó fue el titular “cuadrado” para que no se hablase de lo fundamental.

No voy a comentar lo que decían los que ahora conforman el gobierno social comunista español al respecto de las tarifas eléctricas y sus subidas, ya lo podrán leer largo y tendido en los medios libres, lo que verdaderamente me escandaliza es otra cosa.

El gobierno, además de decir que los hijos no son de los padres u otras lindezas, ahora se plantea en designar quién pone la lavadora o quién se encarga de planchar. Todos nos deberíamos preguntar quién hace las labores del hogar, los traslados y hasta el cuidado de los hijos a estos privilegiados que pisan las nobles moquetas estatales.

La verdad es que no me imagino a un cargo, carga o cargue público de alto copete poniendo la lavadora o planchando a las tres de la mañana. Me imagino que lo más cerca que estarán de un fogón, por poner un ejemplo, será en un asadero en alguna de sus humildes moradas.

Tenemos un problema en España, ese problema se llama: españoles. Tenemos lo que nos merecemos, unos por acción y otros por omisión. Los catalanes se quejan de que la mayoría no son independentistas, pues amigo… haber ido a votar. Los ciudadanos se quejan de los impuestos… pues lo mismo digo… hasta que sean las próximas elecciones ¡Ajo y agua! –Confucio.

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