En Canarias siempre tenemos noticias frescas de lo que ocurre en lo que antaño llamábamos la “octava isla”. Ahora han elevado el listón reinventando una nueva isla (La Graciosa) que jamás debería haber sufrido la presión medioambiental que soporta y haberla dejado en el paraíso que fue. Deberíamos aprender de los portugueses.
Como decía, en Canarias siempre tenemos noticias de boca a boca, estas son las verdaderamente fiables y no lo que nos cuentan los medios de comunicación filtrados por la dictadura venezolana. Todos sabemos que la situación de la prensa libre en Venezuela ha sido objeto de preocupación durante muchos años debido a una serie de factores que han afectado negativamente su independencia y libertad.
Desde la llegada al poder del gobierno del golpista Hugo Chávez en 1999, y posteriormente con el guaguero Maduro, ha habido un deterioro significativo en la libertad de prensa en el país. Se han registrado numerosos casos de censura, acoso, intimidación, y en algunos casos, incluso violencia física contra periodistas y medios de comunicación críticos del gobierno.
Se han aplicado leyes y regulaciones que restringen la libertad de expresión, como la Ley de Responsabilidad Social en Radio, Televisión y Medios Electrónicos (conocida como «Ley Resorte»), que otorga al gobierno amplios poderes para sancionar a los medios que considera que violan los principios de la «revolución bolivariana».
Además, el gobierno ha ejercido control sobre la publicidad estatal, lo que ha llevado a una dependencia económica de los medios de comunicación de los ingresos del gobierno, lo que a su vez ha llevado a la autocensura por parte de algunos medios para evitar represalias.
Estas condiciones han llevado a que Venezuela sea clasificada constantemente como uno de los países con menor libertad de prensa en el mundo, según organizaciones como Reporteros Sin Fronteras y el Comité para la Protección de los Periodistas.
Mi único consuelo: Siempre nos quedará Europa.–Confucio.