- ¿Por qué nos dejamos engañar a sabiendas?
Con la Copa Mundial 2022 que se celebra en Catar en estas últimas semanas, me vienen al bajo vientre enormes ganas de mantener una conversación intensa con Roca…inodoros. El mundo occidental –Europa y América– está sumergido en su propia excrecencia, todo ello camuflado en un esférico de cuero que unos cuantos privilegiados golpean con sus patas.
Supongo que los cultos europeos y sudamericanos son conscientes que Catar es una Monarquía Absoluta gobernada por la familia Al Thani desde el siglo XIX. Según parece, la recolección de perlas y comercio marítimo pasó a un segundo plano cuando se descubrió el Oro Negro; por tanto, el petro-dólar es el que manda desde ese momento.
Este reino posee la tercera mayor riqueza mundial de gas natural y tiene la mayor renta per cápita del mundo y su proyección internacional viene dada por su televisión estatal Al Jazeera, seguramente le sonará como altavoz de algunas cosas más o menos controvertidas. Este país es curioso, sus ciudadanos no pagan impuestos…ni falta que les hace. Ha conseguido que en 2022 se hable de ellos y que en 2030 se vuelva a repetir la cantinela con los Juegos Asiáticos.
El fútbol profesional se ha convertido en un territorio de fariseos y por extensión la gran mayoría de aficionados que siguen a los grandes clubes. Los poderosos del balompié no les importan, presuntamente, los derechos de los trabajadores y mucho menos los de las mujeres. Los clubes europeos no se ruborizan de llevar en su pecho publicidad del árabe con sus dólares manchados.
Los medios de comunicación social se lavan las manos asquerosamente dando voz a rodillas en el suelo o a banderas arco iris…otros fariseos que llevan la política de Pilatus. En sus espacios deportivos, bien subvencionados por hamburguesas o cervezas se explayan con las alabanzas a los estadios construidos sobre la sangre de esclavos del siglo XXI.
Lamento mucho tener que expresarme en estos términos, pero es insoportable el vómito que produce ver a Europa y América poniendo su “culo en pompa” para que los machistas, dictadorzuelos de aldea cargados de dinero y vaya usted a saber qué… nos den por la retambufa. Ver a un tipo que preside la fifaesa de rodillas ante los cataríes criticando a Europa es, como poco, una mierda pinchada en un palo.
Decía don Francisco Gómez de Quevedo y Villegas:
Madre, yo al oro me humillo,
él es mi amante y mi amado,
pues de puro enamorado
de continuo anda amarillo.
Que pues doblón o sencillo
hace todo cuanto quiero,
poderoso caballero
es don Dinero.
Nace en las Indias honrado,
donde el mundo le acompaña;
viene a morir en España
y es en Génova enterrado.
Y pues quien le trae al lado
es hermoso, aunque sea fiero,
poderoso caballero
es don Dinero.
Es Galán y es como un oro,
tiene quebrado el color;
persona de gran valor
tan cristiano como moro;
pues que da y quita el decoro
y quebranta cualquier fuero,
poderoso caballero
es don Dinero.
Son sus padres principales,
y es de nobles descendiente,
pues que en las venas de Oriente
todas las sangres son reales.
Y pues es quien hace iguales
al duque y al ganadero,
poderoso caballero
es don Dinero.
¿Más a quién no maravilla
ver en su gloria, sin tasa,
que es lo menos de su casa
doña Blanca de Castilla?
Pero pues da al bajo silla
y al cobarde hace guerrero,
poderoso caballero
es don Dinero.
Sus escudos de armas nobles
son siempre tan principales,
que sin sus escudos reales
no hay escudos de armas dobles;
y pues a los mismos robles
da codicia su minero,
poderoso caballero
es don Dinero.
Por importar en los tratos
y dar tan buenos consejos
en las casas de los viejos
gatos lo guardan de gatos;
y, pues él rompe recatos
y ablanda al juez más severo,
poderoso caballero
es don Dinero.
Y es tanta su majestad,
aunque son sus duelos hartos,
que con haberle hecho cuartos
no pierde su autoridad.
Porque pues da calidad
al noble y al pordiosero,
poderoso caballero
es don Dinero.
Nunca vi damas ingratas
a su gusto y afición,
que a las caras de un doblón
hacen sus caras baratas;
y, pues les hace bravatas
desde una bolsa de cuero,
poderoso caballero
es don Dinero.
Más valen en cualquier tierra
(mirad si es harto sagaz)
sus escudos en la paz
que rodelas en la guerra.
Y pues al pobre le entierra
y hace proprio al forastero,
poderoso caballero
es don Dinero.
Amén.–Confucio.