Un nuevo concepto de “guerra santa”
Está claro que en pleno siglo XXI no veremos las batallas acaecidas hace cientos de años entre musulmanes y cristianos. Atrás quedan esas historias de reconquistas y batallas más o menos heroicas donde se cortó en la península el avance del Islam por toda Europa; siglos de guerra entre dos formas distintas de ver el mundo. En la actualidad se impone un nuevo concepto de “guerra santa”.
Ubiquémonos en el 1974, el presidente de Argelia por aquel entonces era Bumedian y se permitió la licencia de amenazar directamente a Occidente, dijo en una sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas que: “Un día millones de hombres abandonarán el hemisferio sur para irrumpir en el hemisferio norte. Y no lo harán precisamente como amigos, pues irrumpirán para conquistarlo. Y lo conquistarán poblándolo con sus hijos. Será el vientre de nuestras mujeres el que nos dé la victoria”.
Es evidente que no tienen prisa alguna en conseguir sus objetivos. Se han dado cuenta que su nueva “reconquista” no será con las armas, la fórmula más eficaz y menos conflictiva de imponer su ley es infiltrarse en las instituciones de todos los países. El mensaje del argelino ha calado en la población inmigrante procedente de los países musulmanes que poco a poco ha ido mestizando la cultura occidental con sus costumbres ideológicas o religiosas que de la mano de una tolerancia europea bobalicona han conseguido.
Que la policía francesa, presuntamente haya cometido una barbaridad matando a un menor que no tenía antecedentes penales y que se daba a la fuga conduciendo su Mercedes Benz en un control policial de tránsito no es excusa suficiente en un país que presume –y puede hacerlo– de integración interracial. Quemar y asaltar me recuerda esas “purgas” de los tutsis y los hutus por cuestiones étnicas o de las lapidaciones porque una mujer miró al hombre equivocado.
Europa fue la cuna de la cultura occidental colonizada ahora por otra cultura nada tolerante. Una cultura que “le habla a los clítoris de las mujeres”, que las obliga a ir unos pasos detrás de su macho con chilaba y si les apetece las deja ir al fútbol o conducir un coche. Curiosamente el asesinato de este joven se produjo en torno a las celebraciones del “Orgullo”… ¡Qué cosas! Ahora esos que ejecutan a personas por ser homosexuales se unen con antisistema y subsaharianos y se dedican a hacer arder París, la tierra que dio cobijo y trabajo a sus padres.
Las cosas son así y no de otra manera, pese a quién le pese. Es obvio que se pueden sacar múltiples interpretaciones; cada uno de nosotros lo hará en función de sus ideales políticos, creencias religiosas o intereses comerciales pero, lo cierto es que una de las “patas” de la cultura europea está amenazada seriamente por intolerantes y violentos, todo ello amparado por una política buenista alentada por los poderes económicos imperantes.–Confucio.
