Ya en las postrimerías de 2023, los muy católicos continúan arrastrando sin pudor alguno su cuestionada fe cristiana por las calles de Madrid como si con ello pretendieran acabar ya no sólo con su propia y empinada corrupción sino con la firme esperanza de que esa España que ellos justifican tan suya estuviera necesitada de un Dios que velara por todos nosotros, incluidos los republicanos que aún esperan el final de una Monarquía de cartón piedra y que únicamente parece sostenerse gracias a la magna benevolencia y perseverancia que en su día el Dictador Franco tuvo para con los Borbones.
Alterar la Constitución no significa, como otros muchos piensan, requerir un referéndum que valga para propiciar la opinión pública sobre el destino de la España que conviene a la mayoría; es decir: Monarquía o República. En tal sentido me temo que esto no podrá ocurrir próximamente, lo que significa la pérdida paulatina para muchos de una esperanza agazapada desde casi siempre.
Desde luego que habría que reconocer en Sánchez toda la habilidad política de la que ha hecho gala para que la derecha de este país no se encuentre gozando de las mieles y elixires que para ellos hubiera supuesto el haber ganado las últimas elecciones generales. No cabe duda de que lo llevado a cabo no ha sido sólo en beneficio propio sino también en favor de la ventaja que ha supuesto para vascos y catalanes sus valientes decisiones políticas. El gran perjudicado a lo largo de todo este trayecto ha sido el partido Unidas Podemos cuya última puñalada que causaría su ingreso en la UCI le vendría asestada por un arma de doble filo de la mano de una arpía de todos ya conocida: Yolanda Díaz y su esperpento de Sumar.
La fusión concebida entre Vox y Partido Popular ha supuesto para éstos últimos no sólo una pérdida de la ya de por sí poca identidad que tenían como partido sino, además, la merma en la toma de decisiones propias en todos aquellos ayuntamientos donde el pacto concebido entre ambos ha levantado tantas ampollas, jurídicas algunas, muy difíciles de subsanar.
Así las cosas y a decir de los antiguos sastres, aún queda mucha tela que cortar.
Sin embargo y a pesar de todo, les deseo un FELIZ 2024.
zoilolobo@gmail.com
Licenciado en Historia del Arte y Bellas Artes