Aunque sin ninguna nostalgia, aún recuerdo la época en laque se decía que Europa empezaba en los Pirineos. Muchos catalanes sueñan ahora con que, precisamente, empiece en Cataluña y, para ello, todos ya sabemos de lo que serían capaces con tal de conquistar la independencia del estado español;aunque nunca se sabrá a ciencia cierta ni con toda seguridad si esa futura pertenencia a Europa, a la que aspiran como estado, la Comunidad Económica estaría dispuesta a aceptarla y mucho menos a concederla.
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Sin embargo, también todos sabemos lo que la historia nos ha venido contando desde siempre, -que la tierra por entonces conocida acababa, precisamente, en Finisterre-. Y esa tierra no era otra que la del llamado Viejo Continente.
También me pregunto por las razones por las que los catalanes han utilizado en sus distintas manifestaciones proindependentistas determinados símbolos patrióticos concretos (banderas estrelladas o cuatribarradas, lacitos y camisetas amarillas, etc.) en detrimento de otros tantos elementos de carácter nacionalista como, por ejemplo, pudieran ser las espardeñas o las barretinas que tanto caracterizan a los habitantes del interior y en particular a la payesía catalana y con los que inmediatamente me familiaricé recién llegado a Cataluña hace ya muchísimos años.
¿Acaso no son elementos legítimos del folclore catalán que puedan también significar un símbolo cultural indiscutible de su patrimonio?
No me considero un experto en tales cuestiones pero tanto las barretinas como las espardeñas puedan no ser indiscutiblemente sólo catalanas y por tal razón su simbología folclórica no quiera ser compartidas con el resto de Països Catalans (léanse Andorra, Franja de Aragón, Baleares, Pirineos orientales, Valle de Arán, Alguer) que también las reclaman y se las disputan.
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