Los católicos españoles de los partidos Popular y Vox que se jactan de arrastrar el rosario por las calles de Madrid hasta la sede del PSOE en Ferraz en previsión de una eficaz defensa contra el supuesto invasor representado por la izquierda de este país, están convencidos de alcanzar el prodigioso milagro que les permita seguir viviendo del cuento gracias al soporte de tantos Padrenuestros, Avemarías, Yo Pecador, etc., etc., con el que esperan librarse de todo mal, mientras el Sumo Hacedor con el que conspiran se considera incapaz, sobre todo en Navidad, de poder evitar no sólo la lluvia que arrecia sobre sus paraguas bicolores sino, además, del padecer que sufren tantos necesitados de afecto, caridad, comida y vestidos.
Esta falacia de creer que la Constitución Española es intocable demuestra la negligencia que implica el tratamiento religioso que le conceden a los imponderables terrenales como, por ejemplo, la revisión de la Carta Magna para tratar de ponerla a la altura que exigen los tiempos que corren, independientemente de que, como resultado de su adecuación, resulte más ventajosa para las clases necesitadas que se sienten afectadas por algunas de sus imprecisiones.
Llegados hasta aquí, el ridículo que corresponde hacer en público hasta alcanzar las máximas cotas de beatitud parece haber hecho mella en las altas instituciones del Estado en boca de sus distintos portavoces, sin llegar a convencerse de que aún arrastran la vergüenza de encontrarse en una oposición atrincherada no sólo tras la caduca Constitución Española sino de otro obsoleto libro como es el de la Biblia, al que acuden tan a menudo cuando la inteligencia política recurre al milagro de necesitar ser los elegidos en la vida terrenal de un anciano país como es España.
Los recursos religiosos perpetrados por la derecha española para perpetuarse en el poder han sido presentados más como una Cruzada en favor de la Iglesia en exclusiva que en una alternativa válida y firme en favor de una democracia consolidada y laica sin pretensiones de origen divino que rija las vidas de todos los españoles por igual.
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Licenciado en Historia del Arte y Bellas Artes
