Las espeluznantes noticias procedentes de Tailandia que difunden la mayoría de medios de comunicación han eclipsado el devenir político y las posibilidades que los presidenciables barajan para formar en España un gobierno de coalición a expensas siempre de aquellos otros partidos que sean aceptados por cada uno de los candidatos enfrentados: Pedro Sánchez y Feijóo.
En cierto sentido, la dependencia a la que según Daniel Sancho fue sometido por parte de Edwin Arrieta no se parece en nada a la que los partidos minoritarios exigen al PSOE y PP, respectivamente, para al final decantarse en formar coalición por aquel que más ofrezca. El joven y atractivo Daniel Sancho se consideró indispensable al exhibir en las redes sociales su juventud, su abundante melena rubia, sus pectorales y abdominales y la promesa de colocar en sus ficticios negocios dudosas inversiones que despertarían el interés de aviesos inversores presos, sobre todo, de tanta belleza masculina, pero que por su avaricia sería amenazado verbalmente por una de sus víctimas, concretamente por el doctor Edwin Arrieta y por cuyo motivo, tal y como declara la policía, condujo a la muerte al colombiano de manos del confeso y afligido español.
De manera que tanto Pedro Sánchez como Feijóo deberían de cuidarse muy mucho de cumplir las promesas ofrecidas a la coalición o coaliciones elegidas si no quieren sufrir un colapso político que dé al traste con los intereses particulares de sus respectivos partidos y tuvieran que rendir cuentas de su fracaso a instancias superiores.
Lo sucedido en Tailandia pone de manifiesto el riesgo que se corre con las promesas incumplidas y que para evitar lo peor, en ciertos casos se acude, -atenazados incluso por el miedo-, a buscar extremas soluciones como las que desgraciadamente hemos tenido ocasión de comprobar y por las que has de sentirte profundamente arrepentido durante el resto de tu vida.
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Licenciado en Historia del Arte y Bellas Artes
