sábado, diciembre 9, 2023
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Nos veremos las caras

¡Mamá! Si se me ve suficiente nalga, corta por ahí.

Nos veremos las caras muy pronto, pero, de momento, sólo disponemos del culo.

Una mayor parte de los jóvenes traen de cabeza a las autoridades sanitarias de nuestro país por su reprobable continuada dependencia en materia de asistencia a conciertos, guateques, discotecas, botellones, etc., etc., sin prestar el menor interés al uso de la mascarilla que les protegería del contagio del Covid-19 y de sus peligrosas mutaciones. Los mayores comprendemos que, para gustar, no bastan sólo unos bonitos ojos de largas pestañas y perfiladas cejas si no se complementan con la ceremoniosa  sonrisa de una fresca boquita pintada tras la que pueda esconderse la blanca cornisa de una perfecta dentadura que oculta la mascarilla, pero de ahí a suponer que la protección  parece ser la culpable de que las jovencitas opten por mostrar otros atractivos que sustituyan a los que esconde el maldito apósito, va un largo trecho. Desde luego que el peligro de contagiarse por ese motivo es irrelevante, pero resulta una nueva posibilidad de tratar de llamar la atención de sus congéneres.

Ellos, sin embargo, continúan cultivando jícaras de chocolate sobre la bronceada superficie del vientre mientras ocultan su probable fealdad tras la mascarilla que les previene del contagio. Ni siquiera prestan suficiente atención a todo aquello a lo que es capaz de recurrir una jovencita para tratar de resultar atrayente y deseada porque, en el fondo, algunos están tan enamorados de sí mismos que ni siquiera reparan en el desesperado reclamo físico de algunas de ellas.

A pesar de todo, “Juventud, divino tesoro”.

En cualquier caso, la Comunidad Europea continúa instando a  una nueva investigación en China para asegurarse de que la propagación del virus pudo deberse a una negligencia profesional en el seno de un laboratorio farmacéutico. Ello podría dar lugar a un nuevo y riguroso estudio científico sobre las misteriosas repercusiones sociológicas que dicho descuido habría supuesto en el comportamiento humano de este nuevo y aciago siglo XXI, y si mostrar las nalgas, por ejemplo, habrá sido la consecuencia del uso obligatorio de la mascarilla en lugares públicos.

zoilolobo@gmail.com

Licenciado en Historia del Artes y Bellas Artes

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