Que otra cosa puedo hacer sino solidarizarme con el pueblo palestino y condenar el genocidio y la ocupación que están soportando de su territorio por parte de Israel desde hace ya muchos años.
Pero hoy no voy a hablar de las guerras fuera de nuestras fronteras sino de las veladas amenazas vertidas por Vox incitando a la rebelión en caso de que a Sánchez se le ocurra pactar con los políticos catalanes una amnistía en favor ya no solo de su propia investidura como presidente de la nación sino también de una posible consulta popular en torno a la independencia de Cataluña.
Estas arengas por parte de la extrema derecha pueden resultar muy peligrosas, sobre todo en un momento tan delicado como el que atraviesa el destino de la monarquía, habida cuenta de las recientes declaraciones del guardia civil Tejero al anunciar públicamente la implicación del Rey emérito en el abortado golpe de estado dado en su día con la ocupación y secuestro de la clase política en el parlamento español.
Sin embargo cabe preguntarse ¿Por qué los españoles hemos de soportar con la pesada carga que supone una monarquía diseñada en su día por el dictador Francisco Franco, impuesta a su imagen y semejanza en previsión de cerrar tras de su fallecimiento cualquier advenimiento de una república consensuada por todos?
Con el juramento ayer de acatar la constitución coincidiendo con su mayoría de edad, la princesa Leonor se postula por línea dinástica ante el pueblo español como la heredera universal de la Corona sin que ni siquiera se nos conceda la oportunidad de un referéndum en tal sentido.
Durante más de cuarenta años, Francisco Franco gobernó el país a su antojo con todos los inconvenientes de represión política que ya conocemos. Durante aquellos años, nadie de los adictos al régimen exigió a aquel gobierno la instauración de la monarquía, sin embargo tuvimos que cargar con ella, impuesta por el dictador en aquel paquete de medidas que dejó “atado y bien atado”
Como se rasgan hoy las vestiduras todos aquellos que honraron la dictadura franquista cuando a muchos se nos ocurre exigir una III República que nos represente y podamos olvidar para siempre esa falsa España que se inventó el régimen de religiosidad impuesta, de males de ojo, de más cornadas da el hambre, de siniestras Semanas Santas de negros capirotes amenazantes, de falangistas nocturnos frente a muros encalados, de tricornios acharolados y maestros de escuelas fusilados y monterías de la alta sociedad española por tierras de Castilla.
Sin embargo, para aquellos “patriotas” que entonces rendían pleitesía al dictador, conceder el derecho a una amnistía en pleno siglo XXI a unos políticos catalanes que se atrevieron a montar unas urnas, les parece hoy un crimen aún más violento que aquellos llevados a cabo de madrugada por el régimen franquista frente a las tapias de los cementerios.
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Licenciado en Historia del Arte y Bellas Artes