Las catástrofes naturales casi no podemos evitarlas. Y digo “casi” porque si los países más desarrollados pusieran más empeño aún del que han demostrado hasta ahora, podrían al menos prevenirlas cuando no evitarlas si cuidaran mejor el medio ambiente que nos afecta a todos. Lo mismo ocurriría con las guerras casi fratricidas: Rusia-Ucrania, Israel-Palestina por poner sólo dos ejemplos de las muchas otras que se libran en distintos lugares del mundo.
Lo que en 1948 pareció ser un acuerdo sin precedentes para que Naciones Unidas admitiese un lugar para la Tierra Prometida que nunca llegó hasta entonces a encontrar el pueblo de Israel, se ha convertido a lo largo de los años en un conflicto permanente que ha terminado con la ocupación casi total del territorio palestino quién en su día les dio cobijo con todas las garantías diplomáticas aceptadas a la sazón por ambos países.
Desgraciadamente el conflicto ha llegado a un punto sin retorno y Palestina ha sufrido la peor parte en la contienda si se tiene en cuenta de que el grupo armado pro-palestino representado por Hamas habría abierto fuego indiscriminadamente sobre el público joven asistente a un concierto por la paz; macabra paradoja de la actual situación.
Sea como fuere, el gobierno palestino carece de jurisdicción sobre Hamas, lo que no ha impedido la desproporcionada respuesta de las fuerzas armadas de Israel con el saldo de muertos y heridos que todos ya conocemos y que también lamentamos.
Hay que reconocer que durante años, poco a poco y por la fuerza, Israel ha ido arrinconando al pueblo palestino en la estrecha franja de Gaza y colonizando sus territorios del interior hasta hacerse con el dominio de la situación en la zona. Y ésta ha sido la gran tragedia a la que se ha llegado con esta cruenta guerra en la que Palestina se ha visto desposeída ya no sólo de sus tierras sino también de su dignidad como país y cuyos supervivientes lloran hoy la muerte gratuita de miles de familiares y amigos que han sido víctimas del abuso bélico e indiscriminado por aquellos otros que hasta 1948 anduvieron errantes por el mundo y víctimas también del holocausto nazi en Europa durante la segunda guerra mundial. Sólo por ello, por haber sido perseguidos hasta la muerte, Netanyahu podría haber sido más magnánimo con un pueblo que nunca se opuso a concederles a los judíos su Tierra Prometida perseguida desde tiempos inmemoriales. Réquiem por Palestina.
Zoilolobo@gmail.com
Licenciado en Historia del Arte y Bellas Artes.
