Hoy me siento muy afligido. Veinticuatros horas más tarde de haberme inoculado la tercera dosis de vacuna contra el virus, no me encuentro muy bien. Nada grave, pero no soy el mismo de hace sólo unos días. Si a todo ello le sumas la indefensión que supone tolerar una prensa de la que ya es muy difícil fiarse pese a todo lo que está ocurriendo, es para morirse.
Ya sólo me queda el criterio como una parte importante de lo que yo considero es la salud, pero si ya no puedo fiarme de la información sesgada con la que algunos periodistas juegan a favor de quién les paga, de nada me vale ser tan analítico frente al despropósito de los distintos medios de comunicación de prensa, radio y televisión. Sin olvidar tampoco a aquellos otros que también se lucran a través de las redes sociales para tratar sólo de arrimar el ascua a su sardina, sin ningún compromiso ético mientras yo entro en mi repentina aflicción de jubilado irremediable.
Todavía y pese a lo mucho que se ha hablado estos días, no consigo dilucidar en que ha consistido la supuesta metedura de pata del ministro Garzón respecto de la opinión que le merecen las macro granjas en general. Y mucho menos de la respuesta dada a los medios de comunicación por otro de los ministros del PSOE, el de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas. En definitiva: no me es posible, pese a que lo intento, entender donde reside el problema del que tanto eco se han hecho los medios de comunicación. De modo que por culpa de la incomunicación a la que estoy sometido voluntariamente para tratar de evitar al temible Ómicron, no acierto a hacerme una composición de lugar al respecto.
Si entramos en el capítulo de deportes, nadie en su sano juicio, sabe a ciencia cierta quién es el responsable de la partida diplomática que se está librando todavía en Australia y en la que aparecen todos los estamentos, tanto políticos como deportivos, en juego, aparte del propio Djokovich, quién aún no ha confirmado, si está o no vacunado, si tiene el pasaporte Covid o si ha estado en España unos días antes de viajar a Australia donde estuvo recluido en su hotel por prescripción facultativa de las autoridades sanitarias.
Mientras, resulta probable que el famoso tenista tenga que ser deportado a su país por el gobierno australiano.
Sin embargo, para ser sinceros, el caso Djokovich no me preocupa en absoluto. Queda bastante fuera de la órbita de lo que hoy me aflige de verdad, que no es otra cosa que la deteriorada salud del planeta por el que alguien trata de preocuparse sin que yo consiga enterarme cual es el verdadero problema que se plantea.
Espero encontrarme mejor mañana.
zoilolobo@gmail.com
Licenciado en Historia del Arte y Bellas Artes