Estabas olvidada en lo alto de un armario y te redescubrí por azar, hace unos días.
Volviendo la vista atrás, me emociona pensar que fuiste y eres mi principio, y haciendo cuentas compruebo, con vértigo, que tienes cincuenta y un años de vida conmigo.
Inmediatamente, al verte de nuevo tan abandonada, me acordé de la letra del tango “Mi vieja viola”, en la parte que dice:
…“si los años de la vida te componen
y la suerte me rempuja a encarrilar
yo te juro que te cambio las bordonas
me rechiflo del escabio
y te vuelvo a hacer sonar”
¡Y dicho y hecho, mi vieja “Tatay”! Unas cuerditas nuevas y mucho cariño, hace que sigas como siempre, guapa y sonora.
¡Que sea por muchos años y que yo lo vea!