Probablemente es una de las expresiones más hermosas y populares con la que se describe el Derecho: El Imperio de la Ley; dentro de esta profunda frase se designa el régimen jurídico al que se encuentran sometidos los gobernantes y sus agentes para la observancia de las normas del derecho recogidas en leyes y reglamentos.
Todos nos encontramos sometidos a este imperio de la ley que aplica un juez en base al Derecho Constitucional que es el encargado de regular los órganos del Estado o el reconocimiento de los derechos públicos, entre otros aspectos. Probablemente los jueces sean los personajes más importantes en un Estado de Derecho, una enorme responsabilidad.
Un Estado que se considere una Democracia plena debe tener muy claro que la separación de poderes es básica para un correcto funcionamiento de los derechos de los ciudadanos, el poder legislativo no puede entrar en conflicto abierto con el judicial y por supuesto, los jueces no deben usar su poder para neutralizar adversarios políticos.
Los ciudadanos deberían ser conscientes que la justicia es el recurso que nos queda cuando tenemos un conflicto al que no le encontramos solución dialogada con la parte contraria. Todos en algún momento hemos dicho: “pues voy al juzgado de guardia y pongo una denuncia” esperando encontrar allí la solución y a una persona investida con una toga y unas puñetas que como poco hará que se cumpla la Ley vigente.
Cuando los políticos meten sus guantes hasta los hombros en el Poder Judicial deberíamos echarnos a temblar. Lo mismo da que usted sea de derechas, centro o izquierdas… cada ideología intentará arrimar las ascuas a su sardina con no se sabe bien que oscuros intereses. Someter a los deseos de políticos a jueces y fiscales es propio de repúblicas bananeras y aquí somos más de plátanos.
Por lo que se ve, se oye y se lee… en todos los partidos hay o ha habido alfombras bajo las que esconder lo que se va barriendo, es comprensible que intenten mermar esta independencia ocupando los puestos más relevantes en el Constitucional, Supremo o Fiscalía, pero la Ley no puede estar al servicio de los políticos.
Cada vez que un juez o jueza es expulsado de la “Carrera” por manchar esa toga bajo la que todos nos refugiamos, algo en el interior de los ciudadanos se quiebra. Si no confías en un juez ¿En quién confías? En España ha habido casos muy sonados de jueces que han sido apartados de su carrera, supongo y quiero creer que todo se habrá ajustado a derecho y que todos los que han sido condenados cumplan con la sociedad por la deslealtad a su juramento.–Confucio.
