Es evidente que la inmensa mayoría de políticos españoles están claramente posicionados contra la invasión de Ucrania. Sus mensajes, más o menos contundentes, están en contra del disparate que el estalinista Putin está perpetrando en un territorio en el que su presidente ganó unas elecciones por más del 70%. Un presidente acusado de nazi pero que es judío.
De otra parte están los estalinistas, comunistas, pro soviéticos y nacionalistas, por lo tanto los que defienden o justifican las barbaridades que el carnicero de San Petersburgo suelta por su boca. Dictadores de todos los rincones hablan de Europa como un lugar sin libertad al que el asesino rojo pretende liberar. Desde Venezuela, China, Corea del Norte… –guárdame un cachorro si pare– hablan del tal Putin como un adalid contra el nazismo y en favor de la libertad, pero lo peor no es eso; lo más lamentable es que hay tipos que se lo creen en nuestro país.
Ver en las Redes Sociales como un blindado escacha un coche con un viejo dentro y los imbéciles se ponen a discutir sobre pormenores del hecho… ¡Por Dios! Si los hijos de putin se hubieran quedado tomando vodka o anti congelante no habría ocurrido. Ver miles de personas, da igual que sean mujeres, niños u hombres, hacinadas en el metro de Kiev porque unos hijos de putin los están bombardeando ¿Es normal?
Lo que no es normal es que los chancletas estalinistas que conforman esa élite económica de España conformada por individuos que ocupan lugares desde donde pueden verter sus incongruencias y, los ignorantes de todo tipo que aplauden a la hoz y el martillo y sus voceros. Todos pretenden vendernos la mentira que el humorista judío que preside Ucrania es nazi. Actitudes neonazis –por ejemplo– son la de algunos nacionalismos que tenemos que sufrir y sufragar con nuestros impuestos.
Me sorprende negativamente que los rusos residentes en Tenerife tengan miedo a que se les señale, en Canarias no somos precisamente racistas o xenófobos algo que no se puede decir de los rusos hijos de putin que han masacrado distintos territorios. En el Diario de Avisos de este sábado 26 de febrero podemos escandalizarnos con este subtitulo: “La mayoría reconoce que las consecuencias del “conflicto” pueden señalarles como los ‘malos de la película’, aunque hay quien opina que ‘la culpa es de quien armó a Ucrania y su nazismo’”. Esta última reflexión se comenta sola: La culpa es del agredido o agredida, tócate las chancletas.
Supongo que tras el genocidio que están perpetrando los hijos de putin, los que piensan de esta manera cambien de opinión. Seguramente no lo harán por lo que tendrán un gran futuro en Ucrania montando alguna panadería o pizzería con música ambiental de Wagner.–Confucio.
