jueves, noviembre 6, 2025
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Trump y la Riviera

La arrogancia con la que el estrafalario Trump se asoma a la ventana del mundo de mano de sus incondicionales medios de comunicación (léase Twitter, ahora “X” y otros) pone de relieve la urgencia en trasladar el miedo a quienes parecen ser, por ahora, sus más directos competidores financieros, a los que pretende amedrantar basándose en la posibilidad de sufrir una tercera guerra mundial si no se avienen a sus drásticas e inconfesables pretensiones.

Sin embargo, países como Dinamarca con sus huevos a buen recaudo y Groenlandia en su regazo, así como Canadá y su abrigado territorio al norte de USA, no se han mordido la lengua a la hora de rechazar sus bélicas intenciones preñadas de misiles intercontinentales  con los que pretende amedrantar incluso a la Comunidad Europea, a la que exige mayor gasto en defensa que, sin duda, sólo redundaría en su propio y exclusivo beneficio al presentar a Rusia como un peligroso invasor imperialista al que sería necesario atenazar para tratar de evitar un enfrentamiento bélico de impredecibles consecuencias.

Cosa bien distinta habrá de ser la maldita intención que Trump lleva acariciando con respecto de Gaza bajo el amparo del genocida Netanyahu y en compañía del cual pretende proyectar la nueva y mega-urbanización de Gaza hasta convertirla en la Riviera de Oriente Medio. Todo ello sin ni siquiera plantearse qué sería de toda la población de Gaza y su futuro nada esperanzador a tenor de lo que pretende el mismo Netanyahu con respecto a la suerte que pudieran correr sus propios colonos israelíes en aquel territorio.

Lo que parece ser cierto y en ello coinciden la mayoría de demócratas europeos es que el presidente Trump no está a la altura política ni diplomática del cargo que desempeña en su propio país aunque, a decir verdad, la idiosincrasia norteamericana se asemeja mucho al modelo demostrado hasta hora por su primer mandatario. Una bravuconería soez y permanentemente manifiesta que esconde siempre una pistola al cinto amartillada convenientemente y con la que intimidar al oponente no sin advertirle previamente que va armado hasta los dientes.

Cualquier otro día le tocará el turno al otro millonario Elon Musk, quién pretende aprovecharse también de la confianza que el propio Trump deposita en él para conseguir sus propósitos comerciales y quién tampoco es ajeno a las impertinencias que se desprenden de su interesada amistad comercial por encima de todo.

zoilolobo@gmail.com

Licenciado en Historia del Arte y Bellas Artes.

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