Todo el mundo se hace eco estos días de la naturaleza del debate tan esperado habido entre el presidente del Gobierno, Sánchez, y el jefe de oposición por el PP, señor Feijóo. Las condiciones establecidas y por lo tanto conocidas y aceptadas por los asesores del presidente del Partido Popular no tenían por qué haber sido un hándicap a la hora del enfrentamiento entre ambos representantes; de modo que el precipitado abandono del debate por parte del señor Feijóo ha puesto en entredicho la eficacia de una aceptable estrategia con la que haber afrontado el reto al que fuera invitado Sánchez en su momento.
De manera que ante el rotundo fracaso del señor Feijóo en el debate solicitado en su día por él mismo, el Apóstol Santiago se ha visto en el ineludible compromiso religioso de presentar su irrevocable dimisión como primer asesor cualificado de su equipo de gobierno.
En mi modesta opinión, el Gobierno de coalición que por sus especiales características tanto preocupa al señor Feijóo y a tenor de las extrañas circunstancias tristemente acontecidas a nivel nacional como internacional, ha procurado muchísimos más aciertos que errores a lo largo de tan discutida legislatura. En particular, aciertos de carácter social a los que la derecha española renuncia en virtud de una estrategia de no cooperación en una situación tan desesperada como la que se avecina como consecuencia, entre otras cosas, de la guerra interminable entre Rusia y Ucránia.
Somos muchos los que -ante sus intervenciones en prensa, radio y televisión- opinamos que el señor Feijóo no debiera de presumir tanto de su tan cacareado currículum académico, obtenido seguramente en extrañas circunstancias a tenor de su precaria cultura demostrada.
Expertos lingüistas llamados a opinar creen firmemente que un destacado miembro del Senado como es el actual presidente del PP, señor Feijóo, demuestra una inoperancia dialéctica digna de ser corregida cuanto antes, sin contar con la escasa formación en lógica razonada que también acumula, así como la nula coherencia verbal necesaria como para desempeñar con éxito el cargo para el que ha sido elegido por su propio Partido.
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Licenciado en Historia del Arte y Bellas Artes
