A pesar de las últimas recomendaciones, no me he atrevido del todo a desprenderme de la mascarilla toda vez que me haya inyectado ya la primera dosis de la vacuna. Quizás una vez me inyecten la segunda me atreva a sonreír sin tapujos aunque no se estén dando las condiciones políticas necesarias como para estar tan contento con la situación.
Sin embargo, ha sido todo un placer recrearme en la profusión de boquitas pintadas que exhiben la mayoría de las jóvenes y no tan jóvenes; aunque siempre igual de frescas en el vestir dado el calor que intentamos soportar para olvidar aquel tiempo perdido que nunca fue mejor.
Lo que de verdad me sigue preocupando son las nuevas variantes aparecidas de la Covid-19. No estoy completamente seguro de poder bajar la guardia durante todo este verano que se me antoja corto si lo comparamos con el largo confinamiento sufrido.
Muchas de las dentaduras que ahora descubro tras una espléndida sonrisa, han sido tratadas convenientemente por astutos odontólogos durante el enmascaramiento obligado de este último año. Y es muy de agradecer cuando aparece tras unos labios rojos que se entreabren a propósito para desprender ese destello blanco de esperanza en el futuro. Los chicos hacen gala igualmente de esa cornisa blanca cuando sonríen con la franqueza que caracteriza a los amigos de toda la vida.
Mientras tanto ¿Que debemos de esperar de las condiciones de diálogo entre socialistas e independentistas catalanes en la próxima y primera mesa de negociación que habrá de tener lugar en los meses venideros? No creo que el gesto del indulto concedido a los políticos catalanes haya podido influir para tratar el conflicto desde una nueva perspectiva viable porque desde el punto de vista del que tanto presumen los partidarios independentistas sólo existe a tal efecto una sola y única perspectiva: referéndum en Cataluña.
Y así, puestos en esta sorprendente tesitura, muy pocas sonrisas se desprenderán de tantas boquitas pintadas y tampoco reinarán las miles de blancas dentaduras, femeninas y masculinas, en señal de otro grave problema no resuelto todavía por el que, afortunadamente, no habremos de llevar mascarilla de momento.
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Licenciado en Historia del Arte y Bellas Artes
