Aún no he salido del gran estupor que me ha producido la victoria política de la extrema derecha en Italia, recordando cómo en un momento dado de la Historia, en Europa, se habían dado tres casos semejantes como fueron los de Alemania, Italia y España y las consecuencias que en esos tres países tuvimos que soportar sin poder haber hecho lo suficiente como para tratar de evitarlo.
Aquí en España, partidos como Vox ya se frotan las manos pensando en las repercusiones que esta victoria italiana pudiera tener en las próximas elecciones legislativas. Al parecer, el señor Feijóo ha tenido ya una reunión previa, además de privada, con el señor Abascal de la que se sospecha saldrán acuerdos comunes a los intereses de sus respectivos partidos a través de una posible coalición que les permitiera llegar al poder aprovechando la inercia europea que ha propiciado el triunfo de la señora Meloni.
El gobierno de coalición actual debería optar por un hermetismo social que no permitiera resquicio alguno por donde pudieran filtrarse las soflamas con las que determinada prensa, al servicio de los intereses de la derecha, trata de influir en la opinión pública, poniendo en boca de sus distintos ministros afirmaciones que no responden a la realidad y que sólo trata de poner en entredicho la facultad que les confiere su cargo de decidir sobre aquello que más pueda convenir en favor de la clase media trabajadora de este país.
En cualquier caso, ya en Italia comienzan las primeras fricciones que cabía esperar entre la señora Meloni y el señor Salvini por el interés de unos y otros en hacerse con las carteras más representativas de las que dispone aquel Gobierno. Y una de ellas es con la que sueña el propio Salvini como futuro ministro del Interior y que tanto recelo despierta en la señora Meloni.
Cabe preguntarse si aquí, en nuestro país, Feijóo y Abascal habrán llegado prematuramente a un pacto secreto que nos coja por sorpresa en un futuro inmediato y no supiéramos con el suficiente tiempo como resolver el probable entuerto político.
Espero y deseo que en el futuro próximo no se dé el mismo caso que en Italia.
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Licenciado en Historia del Arte y Bellas Artes
