¿No se ha dado cuenta que los tamaños de los carritos son gigantescos? Según los expertos es para crear la sensación de que necesitan ser llenados, por más que pongamos productos necesarios los veremos prácticamente vacíos. Esto activa la conducta denominada “una cosa más” que es impulsiva.
En algunos estudios se comenta que uno de los primeros sentidos que desean activar las grandes superficies es la del olfato. El horno de pan lo colocan en un lugar estratégico para que inunde con su aroma todo el establecimiento. ¿A quién no le gusta el olor del pan recién horneado?
Hay otro truco muy conocido de influir en nuestra decisión de compra y es el precio psicológico, son los que no están redondeados y se etiquetan con los céntimos para hacernos creer que compramos más barato. Cuanto más se aproxime a una cifra entera, mejor.
La ubicación de los artículos dentro de los lineales es cuestión de estudio por el personal especializado. Los productos de primea necesidad están colocados estratégicamente para hacernos recorrer todo el hipermercado. ¿Alguien ha visto la leche, huevos, aceite, agua… cerca uno de otros? Además, cuanto más pasillos y recorrido para acceder a los productos, mejor.
En los supermercados que se precien tienen personal especializado en psicología. La ubicación de los productos sigue un protocolo exigente pues de ello dependerá el éxito o fracaso de un producto. Las ubicaciones en el establecimiento están muy cotizadas por las marcas comerciales.
Las grandes multinacionales dedicadas a la venta en hipermercados tienen claro que hasta la música influye en el instinto a la hora de comprar. Si hay mucha gente te pondrán música que provoque sensación de prisa, sin embargo, cuando hay poca la música será más relajada para que compres más. Al final lo interesante es estimular el consumo.