La alta velocidad tiene que llegar a Gijón, que es la ciudad con más población del Principado. Es muy necesario para el turismo y la actividad económica. El puerto de la capital de la Costa Verde depende de vías de transporte ágiles de mercancías, que hagan posible poder transportar toda la diversidad de productos, que se mueven por el corredor atlántico. Porque es lo que nos comunica con Europa. No podemos seguir teniendo un sistema de trenes, que no es suficientemente rápido y que no está adaptado al ancho estándar que marca la Unión Europea.
Además, también es preciso poner de manifiesto, que son necesarias más rutas para vuelos comerciales con Europa y con el mundo, para dinamizar la economía asturiana y potenciar el progreso, la creación de empleo de calidad e impulsar el dinamismo de Asturias, en todos los sentidos.
El gasto de los fondos de la Unión Europea debe realizarse, según los plazos previstos, para que no haya que devolver una gran cantidad de dinero a las arcas europeas, por falta de organización o planificación coherente y realista. De nada sirven en política las declaraciones de intenciones y los brindis al sol. Hacen falta hechos y planes objetivos y bien diseñados y aplicados a la situación real de las cosas. Las fotografías inaugurando obras o proyectos no son suficientes, si la actividad de los políticos que ejercen el poder, tanto a nivel autonómico como central y local, no proporcionan bienestar social e impulsan de verdad y de forma tangible y comprobable, una mejora del nivel de vida y de la calidad de la misma de todos los que viven, en esta histórica región o comunidad autónoma.
La precariedad del empleo en nuestra región es algo evidente, en una parte muy considerable de los empleos que se crean cada año. Los contratos basura son numerosos, al igual que en el resto del país. También existe trabajo de calidad y bien remunerado, pero así debería ser todo. La regulación de los fijos discontinuos tiene que ser revisada, para evitar fraudes y engaños, algo que ha sido detectado en toda España.
A todo esto se une la muy baja natalidad en Asturias, que perjudica en muchos aspectos y que es algo que también sucede, de forma general, en todo el territorio nacional. Lo que hace que siga existiendo un envejecimiento de la población, ya que se produce poca renovación generacional. Muchos jóvenes se marchan del paraíso natural asturiano, porque no encuentran trabajos que les permitan vivir con dignidad. Se van a otros países o a Madrid y Barcelona para poder vivir y no seguir dependiendo de sus familias.
Los contratos por horas, salvo excepciones, no pueden ser tan abundantes. La precariedad laboral y la ausencia de oportunidades laborales, que merezcan la pena, son otros de los motivos que provocan que muchas personas, que viven en Asturias, busquen nuevas formas de vida en el extranjero. Es perfectamente entendible. Es duro decirlo, pero es absolutamente necesario salir del aislamiento causado por una infraestructura de comunicaciones que es insuficiente.
Además, aunque existen edificios públicos abandonados o cerrados, las autoridades políticas no toman medidas, que hagan posible que sean ocupados por gente que se ha quedado en la calle, sin tener que comer ni donde vivir. Estos edificios se podrían utilizar como albergues.
Algo que en mi opinión es sangrante, es que no se ayude económicamente a los que piden limosna en la vía pública en Asturias, por parte de los servicios sociales o de quien corresponda. La elaboración de alguna ley que apoye a estas personas para que puedan vivir dignamente es algo que se puede lograr, pero depende de la voluntad política de los gobernantes y de los que legislan, así como de los diferentes gobiernos: central, autonómico y local.
Actualmente en la sociedad digital y de consumo en la que vivimos, lo prioritario es disponer de muy buenas comunicaciones. Es la condición imprescindible para dinamizar la economía, el emprendimiento, la cultura y el turismo. Las campañas de marketing no son suficientes por sí solas, si Asturias no está muy bien comunicada con Madrid y con el resto de España y del mundo.
La cantidad de vuelos a destinos que se ofrecen desde el Aeropuerto de Asturias no son suficientes y el Gobierno central tendría que subvencionar, con dinero público, a los que sean menos rentables para que, al menos, exista algún vuelo semanal a ciudades o países de Europa y de Hispanoamérica, sin dejar de considerar los vuelos intercontinentales, con una frecuencia menor de vuelos. Para que los viajeros hagan menos escalas y no tengan que ir a Barajas para los destinos internacionales casi siempre, por falta de vuelos directos.
José M. López García
Doctor en Filosofía por la UNED
Licenciado en Ciencias de la Educación por la UNED