Una contumaz gripe, que se ha complicado, no nos va a ganar la batalla. El turismo, esa gran casa, se ha fabricado a fuerza de muchas lágrimas y mucho sudor. Y una enfermedad pandémica, por mucha fuerza que haya logrado adquirir en algunos países, no nos va a dejar en la estacada al sector.
Todos, desde el más humilde al más poderoso, debemos aunar esfuerzos para iniciar la recuperación, en cuanto sea posible. Ser útiles a los demás, que es el lema de los profesionales de este sector, es un cometido maravilloso que no se debe dejar aparcado; ni tampoco es de recibo que nos derrote el desánimo.
Tarde o temprano, más temprano que tarde, esta crisis será historia. Ha ocurrido otras veces, unas por razones sanitarias, otras por razones económicas. Las desgracias deben enseñarnos a ser más previsores. Este es sector con estirpe. Y es la estirpe la que nos da la fuerza para seguir adelante. Los dioses nos dan los vientos y los hombres levantamos las velas. Nos hemos visto en otras ocasiones en graves dificultades y las hemos sorteado.
Hay muchas soluciones. En el sector hotelero son más fáciles de solventar. En el sector aéreo, los aviones volarán con menos pasajeros, pero volarán. Y en el sector naval, tres cuartos de lo mismo. Se acabó la masificación, iremos a destinos más selectos y más cuidados. Soy consciente de que habrá un antes y un después, pero también estoy convencido de que sí habrá un futuro.
Una vez, en México, escuché a una familia rezar antes de la cena: “Señor, el pasado, a tu misericordia; el futuro, a tu providencia; y el presente, a tu amor”.
Pues como creyente pienso que vamos a salir adelante y que esta crisis pronto será historia. Los pesimistas no tienen cabida en el sector del turismo. Siempre se ha luchado por vencer y se ha vencido. Y las dificultades no han sido pocas. ¡Ánimo! Tenemos una gran casa que hemos de proteger con nuestro trabajo, con nuestra inteligencia y con nuestro esfuerzo. Pero todos juntos.