Llevo un tiempo preguntándome quién soy. Ni yo mismo entiendo mi proceder. ¿Por qué me comporto de esta forma? ¿Qué me pasa?
Vivo en estado de alerta. Tengo una energía inacabable. Madrugo siempre. No duermo. Jamás descanso.
Paso las horas y los días persiguiendo a los demás.
Mando mensajes de odio. Maltrato de palabra. No utilizo argumentos, solo empleo palabras y signos de animadversión.
Me guía el resentimiento. Emito odio. Desprendo rencor. Pronuncio medias verdades.
Formulo mentiras. Difundo falsedades. Escribo patrañas. Transmito murmuraciones.
Retengo la verdad. Oculto la realidad.
No me expreso con autenticidad ni sinceridad.
Pareciera que he sido creado para aborrecer.
La maledicencia y los bulos me guían.
Los murmullos, los rumores y los engaños son mis compañeros de fatigas.
Y, de pronto, ensalzo sin límites. Sin pudor. Sin objetividad. Sin ecuanimidad. Sin vergüenza. No soy íntegro. Ni imparcial. Me vendo al mejor postor. En mí no hay equilibrio, ni serenidad, ni equidad.
No soy moderado, ni honrado. He nacido para manipular, confundir y guiar a las masas.
Triste es mi existencia.
Por fin lo sé. Soy un Troll.
Durante un tiempo fui víctima de un troll de esas mismas características y, sin embargo, le echo mucho de menos.
Excelente relato. ¡Enhorabuena!
Muchas gracias Zoilo