La diplomacia no funciona en absoluto. Todo el mundo quiere parar esta y no otras guerras, pero no encuentran la manera de hacerlo porque los muchos intereses en conflicto no permiten el advenimiento de una paz que satisfaga a las partes.
En vista de ese fracaso diplomático mundial, al resto de países también perjudicados en lo económico sólo se les ocurre aumentar el arsenal militar de Ucrania para que logre alcanzar la victoria definitiva sobre los rusos y, en consecuencia, la paz que casi todo el mundo espera, al margen de las otras guerras que se libran en otras distintas partes del planeta. Sin embargo, esas otras guerras, al parecer importan mucho menos que la que padecemos en el corazón de Europa.
De nada han servido otras tristes experiencias bélicas frente a la incapacidad de la diplomacia mundial. Lo que parece ser cierto es que, para tratar de curarse en salud frente a la opinión pública, muchos países, entre ellos España, han optado por lo más radical para tratar de esconder el rotundo fracaso diplomático: armar, como mal menor, al supuesto inocente Zelensky en defensa de la sangrienta invasión llevada a cabo por Putin
Pedro Sánchez ha sido duramente acusado por ello, pero ¿Qué hacer al respecto? ¿Permitir que Rusia entre sin oposición por lo que considera el patio de su casa sin barrer? Putin parece no estar dispuesto a ceder ni un ápice mientras no considere cerrado ese nuevo telón de acero por cuya abertura puedan aventurarse algún día las fuerzas de la OTAN. El modus operandi de Zelensky comienza a ser también cuestionado por casi toda la prensa internacional, pero en cualquier caso, tampoco se le puede exigir que permanezca con los brazos cruzados mientras su pueblo es duramente castigado por la artillería enemiga con todo lo que ello significa para Ucrania.
De manera que todo parece ser bastante confuso: un obstinado Putín que no cede, un Zelensky cuestionado por sus aparentes métodos propagandísticos, unos oligarcas rusos que no desean perder sus estatus económicos, La OTAN que defiende su territorio en Europa, la falta de acuerdos diplomáticos que rediman tanta barbarie, etc., etc.
Paciencia es lo único que nos espera a todos los afectados por esta vertiginosa crisis que nos afecta de manera indirectamente proporcional al drama que continúan soportando los cientos de miles de ucranianos que, pese a todo, aún resisten.
¡Paz, por favor!
zoilolobo@gmail.com
Licenciado en Historia del Arte y Bellas Artes
