María Corina Machado no necesita felicitaciones de mediocres para ser reconocida por el mundo como símbolo de coraje y dignidad. El silencio de los chavistas en todo el mundo la retrata mejor que cualquier discurso. Retrata a un poder más preocupado por sus equilibrios ideológicos que por la libertad de los pueblos. En un momento en que la democracia se defiende con gestos, algunos chistosos que se burlan de sus votantes con sus risotadas han elegido mirar hacia otro lado. Y en diplomacia, como en la vida, hay silencios que pesan más que mil palabras.
El anuncio del Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado ha provocado una oleada de reacciones en todo el mundo, desde felicitaciones entusiastas de líderes democráticos hasta silencios incómodos de quienes prefieren no molestar a ciertos aliados. Entre estos últimos destacan los de siempre, los asesores y lobistas que, pese a su retórica de defensa de los derechos humanos, han optado por callar ante el reconocimiento a una mujer que simboliza la lucha por la libertad en Venezuela.
Mientras mandatarios de Europa y América Latina celebraban el galardón, algunos gabinetes se refugian en la ambigüedad. No ha habido felicitación oficial, ni mensaje institucional, ni siquiera un tuit de cortesía. Solo unas palabras genéricas de algún ministro hablando de compromiso con la paz y la democracia, sin mencionar siquiera el nombre de la premiada. Una declaración hueca, tan calculada como reveladora.
El silencio no es casual. Los chavistas llevan años llevando a la práctica una diplomacia complaciente con el régimen de Nicolás Maduro, disfrazada de “diálogo constructivo”. Esa prudencia, que en realidad es cobardía política, ha convertido a nuestro país en un actor irrelevante en el escenario latinoamericano. Este impresentable ha preferido mantener lazos con Caracas, incluso cuando el mundo denunciaba violaciones sistemáticas de derechos humanos y fraudes electorales. Esa docilidad, reforzada por la influencia de figuras que presuntamente parecen estar haciendo negocio, que actúan más como portavoces de Maduro que como mediadores, explica por qué hoy se guarda este silencio incómodo para los demócratas.
Felicitando a María Corina Machado, se tendría que reconocer lo que llevamos años negando: que en Venezuela hay una dictadura y que la resistencia democrática, por mucho que incomode a ciertos socios de coalición, es digna de apoyo. Pero hacerlo implicaría romper la narrativa que la izquierda ha tejido en torno al chavismo, una mezcla de nostalgia revolucionaria y oportunismo diplomático. La verdad, sin embargo, es que el silencio no protege la paz ni la estabilidad, sino su propio cálculo político.
Porque el problema no es solo diplomático; es moral. Un gobierno que presume de feminismo y derechos humanos debería ser el primero en felicitar a una mujer encarcelada, exiliada y perseguida por defender la democracia. En cambio, se calla, temeroso de enfadar a quienes aún ven en el chavismo una causa noble. Esa sumisión, disfrazada de prudencia, mancha la credibilidad internacional y nos aleja de los valores que dice defender.–Confucio.
NOTA DE REDACCIÓN:
Según ACNUR, hasta mayo de 2025 había más de 7,9 millones de personas venezolanas en el exterior como migrantes o refugiados, que requieren protección internacional y asistencia humanitaria. acnur.org
ACNUR también reporta que de estos, aproximadamente 370.200 son refugiados reconocidos. acnur.org
En otro informe del año, se señaló que al finalizar 2024 había ~6,3 millones de venezolanos desplazados que incluyen refugiados + migrantes, superando a otros países en crisis como Siria o Afganistán.