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«El cuarto poder» es una expresión que se refiere al periodismo o a los medios de comunicación
El término “Cuarto Poder” se le atribuye al filósofo británico Edmund Burke, quien en el siglo XVIII constató la influencia que la prensa ejercía sobre la vida pública, comparable a la de los otros tres poderes del Estado: el legislativo, el ejecutivo y el judicial. Desde entonces, se ha considerado que el periodismo se ganó ese apelativo por su papel de vigilancia y fiscalización de los tres poderes mencionados, informando a la ciudadanía y facilitando la participación democrática. Además, tiene en sus manos la capacidad de denunciar abusos y promover la transparencia, influyendo indirectamente en decisiones políticas y sociales.
Han sido numerosos los ejemplos del impacto del periodismo, como el caso Watergate, los Papeles de Panamá, y un sinfín de informaciones sobre corrupción, violaciones de derechos humanos o crisis políticas. En este primer cuarto del siglo XXI, la decadencia y la caída a los infiernos de demasiados medios y periodistas han sido palmarias en España. Acusaciones de manipulación informativa por intereses económicos o políticos, falta de objetividad, de rigor y concentración mediática han provocado una profunda crisis, marcada por factores que han erosionado la independencia y la eficacia del periodismo.
Según el informe Edelman Trust Barometer 2024, el 70 % de los españoles considera que cada vez es más difícil distinguir entre información confiable y desinformación. España se sitúa entre los países con mayor desconfianza hacia los medios de comunicación. Este mismo informe indica que existe la percepción de que los líderes del gobierno, las empresas y los periodistas manipulan la verdad al hacer afirmaciones que saben que son falsas o exageradas.
La percepción ciudadana de que los medios públicos están al servicio de los partidos políticos ha aumentado. La asignación de ayudas públicas a los medios se considera una estrategia para comprometer la independencia del periodismo. Se aprovechó la prolongada crisis económica y el cierre de medios por falta de recursos para inyectar subvenciones. La falta de ingresos no vinculados a organismos públicos compromete seriamente la independencia editorial de muchos medios, convirtiéndolos en prensa dependiente.
A toda esta decadencia se suman las redes sociales, que han contribuido a la creación de “burbujas informativas” o la conocida “caja de eco”, donde los usuarios solo consumen información que refuerza sus creencias. Lo más sorprendente es que estas cajas de eco son fomentadas por los propios medios, que lanzan a sus community managers a inflar opiniones a favor de sus tesis, logrando un aumento de la polarización, lo cual afecta seriamente la función crítica del periodismo. –Confucio.
