Miras a las estrellas y dices: «Más tarde, me convertiré en algo. Alguien. Alguien que marca la diferencia.”
Estás jugando al doctor con yeso y muñecas.
Vuelas con los brazos anchos como piloto.
Ayudas a todos en tu imaginación, porque el mundo todavía se siente puro, aún justo.
Y nadie te dice que la vida es fría a veces.
Que la gente pueda torcer tu sonrisa, ignorar tus esfuerzos y romper tu corazón sin siquiera saberlo.
Pero creces…
Sigues creyendo. Vas a estudiar. Estoy peleando. Me estoy cayendo. Te levantas de nuevo.
Usted elige mantener la esperanza, incluso cuando el mundo se siente como una escena de batalla.
Y entonces sucede: llegas al punto en el que una vez dijiste, «Si estoy allí, soy feliz.”
Tu sueño, ese niño que hay en ti, está respirando de nuevo.
Pero justo entonces… golpea más fuerte los golpes de la vida. La gente va a dudar de tu valor.
Dicen que no eres suficiente. O tratan de atenuar tu luz porque tienen miedo de su propia sombra.
No te rompen con armas, sino con palabras, miradas, indiferencia. Ellos toman tu paz, tu confianza, a veces incluso tu lugar.
Y de repente te preguntas: «¿Valió la pena mi sueño? “
Pero sepa esto: Eres tu sueño.
No es tu título. No es tu posición. No es tu contrato.
Pero esa fuerza ardiente muy dentro de ti que siempre creyó, incluso cuando nadie estaba mirando.
Y nunca podrán quitárselo.
Pueden olvidar su nombre, empujándote lejos de sus círculos, deja que tu esperanza vacile temporalmente…
Pero no pueden robarte el alma.
Porque tu alma se basa en la resistencia, en la verdad, en la fe.
Y sobre los hombros de ese niño que hay en ti, que todavía está soñando y todavía cree.
Así que sé orgulloso.
Incluso cuando está oscuro por un rato.
Porque tú ya has alcanzado lo que otros solo se atreven a soñar.
Luchaste por algo que salió de tu corazón.
Y eso te hace más rico que nadie.
Breve resumen: «Trataron de quitarte tu sueño. Pero lo que vive en tu alma, nadie puede romper nunca”.
Thanks Kiran Kamrish
