Este 6 de abril, los aficionados al fútbol en España y en todo el mundo se preparan para presenciar la emocionante final de la Copa del Rey. Mientras millones de ojos estarán fijos en el campo, pocos reflexionarán sobre el monumental consumo energético que implica un evento de esta magnitud. Sin embargo, detrás de la pasión y la emoción del juego, se encuentra una compleja red de infraestructuras y equipos que demandan una gran cantidad de energía para su funcionamiento adecuado.
El coste energético de un partido de fútbol
Imagina un estadio de fútbol durante un partido importante: los focos brillan intensamente, las cámaras capturan cada momento, el sistema de video-arbitraje (VAR) está en constante operación, y la temperatura dentro del recinto se mantiene óptima para la comodidad de los espectadores. Todo esto requiere una cantidad considerable de electricidad y recursos para mantenerse en funcionamiento, que además ha de ser pagada por cada club al igual que ocurre con cada particular que quiere pagar su factura de la luz.
Según estimaciones aproximadas, un estadio de fútbol puede consumir hasta 25,000 kWh durante un partido de 90 minutos. Este consumo se distribuye en varias áreas clave: un 40% proviene de la iluminación de carteles publicitarios y marcadores, un 20% se destina a las operaciones de cocina y catering, otro 20% se utiliza para la refrigeración y calefacción del recinto, mientras que el restante 20% se divide entre los servicios sanitarios y los dispositivos electrónicos utilizados durante el evento, como ordenadores y cámaras de alta definición.
Como los estadios de fútbol reducen su huella energética
Sin embargo, a pesar de estas cifras impactantes, los estadios de fútbol han estado trabajando activamente para reducir su huella energética y adoptar prácticas más sostenibles, sin reducir su consumo lumínico a pesar de las alzas del precio del kWh en los últimos años en España. Una de las estrategias más efectivas ha sido la transición hacia la iluminación LED, que puede reducir hasta un 65% el consumo eléctrico en comparación con las tecnologías más tradicionales como los halógenos.
Además, algunos estadios han implementado soluciones de energía renovable, como la instalación de paneles solares para generar electricidad y sistemas de almacenamiento energético para maximizar su eficiencia energética. Ejemplos destacados incluyen el RCDE Stadium, que ha sido pionero en el uso de energía solar, el Wanda Metropolitano y el San Mamés de Bilbao, que han adoptado la iluminación LED como parte de sus esfuerzos de sostenibilidad.
Estas iniciativas no solo benefician al medio ambiente al reducir las emisiones de carbono y disminuir la dependencia de los combustibles fósiles, sino que también pueden generar ahorros significativos en los costos operativos para los clubes deportivos a largo plazo.
En resumen, mientras los fanáticos se preparan para disfrutar de la final de la Copa del Rey, es importante reconocer el trabajo detrás de escena para optimizar el consumo energético en los estadios de fútbol. Estas acciones no solo contribuyen a la sostenibilidad ambiental, sino que también demuestran el compromiso del deporte con un futuro más verde y consciente de los recursos.
Fuente: elcomparadordeluz.es
Emma Martin
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