- Dos conceptos íntimamente ligados
En muchas ocasiones vemos como se mezclan conceptos que pueden parecer iguales pero que no son los mismo. La Patria y el Estado no son lo mismo, aunque estén íntimamente ligados estos dos conceptos tienen diferencias significativas en cuanto a su significado, función y dimensión.
Se podría definir al Estado como una institución jurídica y política que organiza la vida de los ciudadanos y que se compone por el territorio, la población y el gobierno con una estructura que permite crear y aplicar las leyes y garantizar los derechos y deberes de las personas. Un Estado es una entidad que debería ser impersonal y objetiva.
Por el contrario, el concepto de Patria es más simbólico y emocional; los valores, tradiciones, historia e incluso los sentimientos compartidos se relacionan con ésta, aglutinándoles entorno a un territorio, haciendo que las personas sientan pertenencia compartiendo un pasado común.
Cuando se habla de patria se evocan símbolos como la bandera, el himno o el orgullo por la historia de una nación sin tener en cuenta ideologías o partidismos de ningún tipo. Se podría concluir diciendo que el Estado es la estructura organizativa que permite que la Patria funcione correctamente.
En los primeros años del siglo veintiuno se ha impuesto en España un relato pernicioso de personas de dudosa cultura humanística en las que se etiquetan a las personas de un lado o de otro; atrás queda la Libertad sin Ira de la transición. Desde el 15 de marzo de 2014, presuntos politólogos han pretendido dinamitar esa cohesión entre Patria y Estado. Lo curioso es que poco a poco se ha ido descubriendo desde dónde les han llegado las inyecciones económicas.
Estos chancletas y chancleteros del 15 M le etiquetaban de progre si llevaba la bandera inconstitucional con el morado, ahora bien si llevaba la bandera nacional –sin la gallina– era usted un facha. Si vota a la izquierda es usted feminista –errejones a parte– pero si vota por la derecha es un violador en potencia. Desde hace más de seis años –lo que dura el gobierno este– están al mando prestidigitadores, mentalistas e ilusionistas… te hacen creer que lo que estás viendo es falso. Los falsos son ellos. De derechas o de izquierdas, aquí no escapa nadie.
Me quedo boquiabierto cuando escucho o leo a personas que suponía eran cultas y “leídas” justificando el robo, la desidia, el abandono y el desparpajo con el que defienden los políticos una ideología. Algún día –espero– España y los españoles entenderán que es el Estado y la Patria; que son conceptos fundamentales para entender la libertad de una nación, el problema es que mientras no haya una cultura general amplia, en la que también se incluya el humanismo, haga pensar a las personas que habitan este país como ciudadanos y no como súbditos de uno u otro color. –Confucio.