viernes, mayo 3, 2024

Agradecimiento

-Este puré de verduras está un poquito soso, Clotilde –se quejó él mirándola de soslayo.

-Pues ya sabes dónde está el salero, Alfredo, -respondió ella con un cierto retintín.

Él se levantó de improviso en silencio y dirigiéndose a la cocina regresó de nuevo con el salero con el que sazonó a su gusto el contenido del plato.

-No me quejaba del sabor, mujer. Ya sabes cómo me gustan tus guisos –contestó Alfredo a modo de sincera disculpa.

-También sabes que yo no puedo con la sal, Alfredo; eso es todo –se excusó Clotilde con un cierto mohín de disgusto.

Después de la cena y una vez bien acomodados en el sofá, como cada noche entró desde la terraza la gata a todo correr, huyendo como de costumbre de algo o de alguien desde que se mudaran a aquella nueva colonia de apartamentos adosados.

Al día siguiente, después de su habitual paseo matutino, hacia mediodía regresó Alfredo con un sencillo y bonito collarín para su Blackie, que así se llamaba su felina, dando por hecho que el vecindario se daría cuenta entonces de que no se trataba de una simple gata callejera a la que espantar de sus terrazas por pura precaución. Clotilde no se había enterado, pero Alfredo ya le había colocado a su mascota la socorrida gargantilla con su número de móvil grabado en el reverso antes de abrirle la puerta de la terracita.

Aquella misma noche, antes de sentarse a la mesa para cenar, Alfredo ya había pasado por la cocina para hacerse con el salero por si acaso. De manera que por una vez en mucho tiempo no hubo discusión sobre el particular. Al finalizar, se acomodaron en el sofá como de costumbre, dispuestos a consumir una horita de televisión antes de marchar a la cama totalmente insatisfechos.

Blackie no regresó esta vez a todo correr. Entró de manera parsimoniosa y elegante. Se aproximó a Clotilde y de un salto elástico y distendido se acurrucó como nunca, perezosamente en su regazo hasta que apagaron el televisor para irse a acostar satisfechos.

A partir de aquella feliz noche, a Alfredo nunca le faltaría a la hora de cenar su salero bien dispuesto junto a su plato preferido de puré de verduras.

zoilolobo@gmail.com

Licenciado en Historia del Arte y Bellas Artes

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